El Papa Francisco inició con la Adoración de la Cruz los oficios de Viernes Santo ante más de cuatro mil fieles congregados en la Basílica de San Pedro del Vaticano.
Poco después de las cinco de la tarde ingresó al templo con vestiduras litúrgicas de color rojo intenso y comenzó la celebración tumbado en el suelo, en señal de adoración y respeto a la Cruz.
Luego inició la ceremonia con una oración en latín: "Recuerda, padre, de tu misericordia. Santifica y protege siempre esta familia, por la cual Cristo, tu hijo, inauguró en su sangre el misterio pascual". De inmediato se pasó a la declamación de dos lecturas, una pronunciada en italiano y la otra en español. Además de un salmo, varios sacerdotes cantaron en latín el Evangelio que relató la pasión y muerte de Jesús.
Tras un sermón del predicador de la Casa Pontificia, Raniero Cantalamessa, se distribuyó la comunión. Es el único día del año en que no se dice misa.
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