De Corazón a corazón: Mal 3,1-4 ("Vendrá a su templo el Señor, a quien vosotros buscáis") / Heb 2,14-18 ("Misericordioso, Sumo Sacerdote fiel, probado en el sufrimiento"); Lc 2,22-40 ("Llevaron a Jesús para ofrecerlo,,, Han visto mis ojos tu salvación… luz de las gentes… una espada atravesará tu alma")
Contemplación, vivencia, misión: La vida de Jesús es un "sí" de oblación al Padre por nosotros, "lleno de gozo el Espíritu" (Lc 10,21), para ser nuestra "luz" y "salvación". Así fue desde el seno de María y en sus manos maternas cuando lo presentaron en el templo. La Iglesia, como "consorte", que comparte la misma suerte y la misma "espada" de Cristo, está llamada a hacer de la vida un "sí" oblativo y fecundo. La acción materna de María en la Presentación continúa ahora para que todos los fieles sepan recibir a Cristo ("el Verbo" o "Palabra" personal de Dios), hacerse oblación con él y "transmitirlo al mundo" (Benedicto XVI, VDo 124).
*En el día a día con la Madre de Jesús: Toda la Iglesia está llamada a ser como María: "La fe eclesial tiene su paradigma en el sí de María" (VDo 29). La "vida consagrada" es "visibilidad" y "memoria" de esta realidad esponsal y oblativa de la Iglesia, como "exégesis viva de la Palabra de Dios" (VDo 83).
AÑO DE LA FE: A Simeón le tocó en suerte "verle" y proclamarlo "luz de los pueblos". A nosotros nos ha tocado en suerte recibir el don de la fe y comunicarlo a los demás. "Como muestra la gran estatua de Cristo Redentor en Río de Janeiro, su corazón está abierto para amar a todos, sin distinción, y sus brazos están extendidos para abrazar a todos. Sed vosotros el corazón y los brazos de Jesús" (Benedicto XVI, Mensaje JMJ 2013).
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