De Corazón a corazón: 1Sam 1,24-28 (Ana: "Mi corazón exulta en el Señor"); Lc 1,46-56 (María: "Mi espíritu se alegra en Dios mi Salvador… ha mirado la nada de su sierva… ha hecho en mí cosas grandes")
Contemplación, vivencia, misión: Jesús trae la verdadera alegría: la de saberse amado en la propia realidad pobre y limitada. Navidad necesita hacerse eco del himno (el "Magníficat") de la Madre de Jesús: "Que en todos resida el alma de María para glorificar al Señor" (S. Ambrosio). Es el momento más oportuno para disipar dudas y desánimos. Hay que quitar del corazón lo que estorba a la verdadera alegría, que consiste en la verdad de la donación al estilo de Jesús. La alegría de Navidad nace en el corazón cuando uno se dedica a servir y hacer felices a los demás.
Hacia la Navidad, con la Madre de Jesús: Hay que "aparejar" el corazón "para el Niño que ha de nacer, sin tener cosa propia, en las almas que lo quieren recibir. Extranjero viene y en mucha pobreza" (S. Juan de Ávila, Carta 115).
AÑO DE LA FE: La gestación materna de María continúa en la historia de la Iglesia, a veces en medio de grandes dificultades. Sin el espíritu de fe de María, la historia sería un absurdo, porque faltaría Jesús.
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