De Corazón a corazón: Flm 7-20 ("Yo, Pablo… prisionero por Cristo Jesús, te pido un favor para Onésimo, mi hijo… al que he engendrado a la fe en mi prisión… Te lo envío como si te enviara mi propio corazón"); Lc 17,20-25 ("El Reino de Dios ya está entre vosotros")
Contemplación, vivencia, misión: Pablo, "prisionero" por Cristo en la cárcel de Roma, rompe simbólicamente las cadenas de un esclavo: todos somos hermanos en Cristo y tenemos la misma dignidad de "hijos de Dios". En cada ser humano está Cristo esperando, llamando a la puerta del corazón para transformarlo en el suyo. El "Reino de Dios" ya tiene un nombre y un rostro: Cristo en sí mismo, en el corazón de cada hermano, en la creación renovada, en la comunidad eclesial y esperándonos a todos en el "más allá". La caridad de Pablo (dignificando a un esclavo) o el gesto de San Martín de Tours (al dar la mitad de su manto a un pobre), son un gesto de la "la civilización del amor" inaugurada por Jesús. Faltan personas libres que construyan la libertad amando en la verdad.
*En el día a día con la Madre de Jesús (AÑO DE LA FE): María "creyó" con una fe comprometida en la caridad. "La Virgen María es ejemplo perfecto de quien se ofrece totalmente confiando en Dios; con esta fe ella dijo al Ángel «heme aquí» y acogió la voluntad del Señor. Que ella nos ayude a cada uno, en este Año de la Fe, a reforzar la confianza en Dios y en su Palabra" (Benedicto XVI, 11 noviembre 2012).
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