De Corazón a corazón: Jer 7,1-11 ("Oíd la Palabra del Señor"); Sal 84,2; Mt 13,24-30 ("Buena semilla… cizaña… Dejad que crezcan juntos hasta la siega")
Contemplación, vivencia, misión: Se puede decir que el "tiempo" es la paciencia de Dios. Desde los inicios de la creación (y del "big bang") en todas las cosas hay un mensaje de amor: en una florecilla o en una hoja seca, en un pájaro o en el aire que respiramos y en la luz con la que vemos; pero, sobre todo, en el rostro y en el corazón de cada ser humano. Es una tarea inmensa por hacer: que todo deje entender los latidos del corazón de quien nos ha creado. Pero vemos que la historia acontece entre luces y sombras, maravillas y desastres, vidas entregadas y vidas hechas girones. A veces queremos avanzar a capa y espada, caiga quien caiga, cuando en realidad sólo se avanza con el respeto, el perdón, la comprensión, la donación. Toda persona es recuperable, aunque "a la tarde de la vida nos examinarán sobre el amor" (San Juan de la Cruz).
* En el día a día con la Madre de Jesús: El misterio del hombre sólo se descifra en el misterio de Cristo, que es la epifanía personal de Dios Amor, quien ha venido para restaurar ("redimir") y no para destruir. María nos indicó el "camino": "Haced lo que él os diga" (Jn 2,5).
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