De Corazón a corazón: Jer 14,17-22 ("Reconocemos nuestras maldades… Dios nuestro, esperamos en ti"); Mt 13,36-43 ("El que siembra la buena semilla es el hijo del hombre... la buena semilla son los hijos del Reino")
Contemplación, vivencia, misión: Jesús usa comparaciones sencillas para llegar al corazón de cada uno. A Él le entendían; quizá hoy no entienden nuestro modo de hablar sobre el Evangelio. A veces, nos les interesa. La "buena semilla" es el mismo Jesús, como Palabra de Dios, y somos también nosotros cuando nos hemos dejado sorprender, cuestionar y conquistar por esta Palabra amorosa. Pero en nosotros y en los demás hay también "cizaña", es decir, todo aquello que no suena a verdadero amor. El problema no son sólo los demás, puesto que en nuestro corazón siempre anida algo que no suena a amor y que produce desequilibrio en la comunidad humana y eclesial.
* En el día a día con la Madre de Jesús: El Señor tuvo paciencia con Saulo (el perseguidor fanático) y con Agustín de Tagaste (la "bala" perdida y la espina de su madre). En su Corazón y en el de su Madre, tenemos todos un puesto reservado, como cuando ella meditaba el encuentro de los pastores con Jesús (cfr. Lc 2,16 y 19).
Para S. Ignacio de Loyola, ver Año Litúrgico (Santos)
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