De Corazón a corazón: 1Cor 15,1-8 ("Se me apareció también a mí, como a un abortivo"); Jn 14,6-14 ("Yo soy el camino, la verdad y la vida… Felipe… el que me ve a mí, ha visto al Padre")
Contemplación, vivencia, misión: Gracias a las dudas de San Felipe Apóstol, sabemos que Jesús es la epifanía personal y definitiva de Dios: "Camino, verdad y vida", que se nos hace "camino" (hermano) para llevarnos a la verdad y a la bondad plena. Porque sólo en Jesús descubrimos al Padre y su amor por toda la humanidad sin discriminación. Todos los Apóstoles, que no olvidaron nunca su realidad quebradiza, nos han legado la misma fe en Cristo Resucitado. Vivimos la fe cristiana como una herencia "apostólica", que nos ayuda a recibir con un corazón abierto la armonía de toda la revelación, como una historia familiar de gracia.
*En el día a día con la Madre de Jesús: Cuando Jesús apareció en el Cenáculo a los Apóstoles, dijo a Tomás: "Son más bienaventurados los que sin ver, creen". La fe de la Iglesia se inspira en la fe de la Madre de Jesús (cfr. Lc 1,45). Ella es discípula, guía, maestra, Madre e intercesora en el camino de la fe viva. La recibimos así por encargo de Jesús (Jn 19,26). (Para el jueves de la cuarta semana de Pascua, ver Año Litúrgico)
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