De Corazón a corazón: 1Pe 1,18-25 ("Rescatados con una sangre preciosa… reengendrados por la Palabra de Dios"); Mc 10,32-45 ("¿Podéis beber la copa que yo he de beber?... Servir y dar la vida por todos")
Contemplación Vivencia Misión: El evangelio no se entiende, si no es en sintonía con los sentimientos y criterios de Jesús. Él es la Palabra personal del Padre, pronunciada eternamente en el amor del Espíritu Santo, que entra en lo más profundo de nuestro ser para hacernos partícipes de su misma vida. El "precio" lo ha pagado el mismo Señor: dar la vida en un servicio humilde sin algazaras propagandísticas y en el último lugar. No estamos llamados a ir delante de Cristo, sino a seguirle y dejarse acompañar por Él, poniendo nuestra mano en la suya, nuestro corazón en el suyo. Lo dejamos todo por amor a Él, para servir a todos como Él, con Él y en Él.
*En el día a día con la Madre de Jesús: Ante el evangelio, la actitud más hermosa es la de "meditarlo en el corazón", como María. Ella es "siempre Virgen", porque pertenece exclusivamente a Cristo su Hijo.
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