EVANGELIO DEL DÍA

lunes, 7 de marzo de 2011

« Yo soy la verdadera vid » (Jn 15,1)

EVANGELIO DEL DÍA: 07/03/2011
¿ Señor, a quién iremos?. Tú tienes palabras de vida eterna. Jn 6, 68


Lunes de la IX Semana del Tiempo Ordinario

Libro de Tobías 1,1.2.2,1-9.
Libro de los hechos de Tobit, hijo de Tobiel, hijo de Ananiel, hijo de Aduel, hijo de Gabael, hijo de Rafael, hijo de Ragüel, de la descendencia de Asiel, de la tribu de Neftalí.
En tiempos de Salmanasar, rey de Asiria, Tobit fue deportado de Tisbé, que está al sur de Cades de Neftalí, en la Alta Galilea, más arriba de Hasor, hacia el oeste, y al norte de Sefet.
Durante el reinado de Asaradón regresé a mi casa y me devolvieron a mi mujer Ana y a mi hijo Tobías. En nuestra fiesta de Pentecostés, que es la santa fiesta de las siete Semanas, me prepararon una buena comida y yo me dispuse a comer.
Cuando me encontré con la mesa llena de manjares, le dije a mi hijo Tobías: "Hijo mío, ve a buscar entre nuestros hermanos deportados en Nínive a algún pobre que se acuerde de todo corazón del Señor, y tráelo para que comparta mi comida. Yo esperaré hasta que tú vuelvas".
Tobías salió a buscar a un pobre entre nuestros hermanos, pero regresó, diciéndome: "¡Padre!". Yo le pregunté: "¿Qué pasa, hijo?". Y él agregó: "Padre, uno de nuestro pueblo ha sido asesinado: lo acaban de estrangular en la plaza del mercado, y su cadáver está tirado allí".
Entonces me levanté rápidamente y, sin probar la comida, fui a retirar el cadáver de la plaza, y lo deposité en una habitación para enterrarlo al atardecer.
Al volver, me lavé y me puse a comer muy apenado,
recordando las palabras del profeta Amós contra Betel: "Sus fiestas se convertirán en duelo y todos sus cantos en lamentaciones".
Y me puse a llorar. A la caída del sol, cavé una fosa y enterré el cadáver.
Mis vecinos se burlaban de mi, diciendo: "¡Todavía no ha escarmentado! Por este mismo motivo ya lo buscaron para matarlo. ¡Apenas pudo escapar, y ahora vuelve a enterrar a los muertos!".
Aquella misma noche, después de bañarme, salí al patio y me acosté a dormir junto a la pared, con la cara descubierta a causa del calor.

Salmo 112(111),1-2.3-4.5-6.
¡Aleluya! Feliz el hombre que teme al Señor y se complace en sus mandamientos.
Su descendencia será fuerte en la tierra : la posteridad de los justos es bendecida.
En su casa habrá abundancia y riqueza, su generosidad permanecerá para siempre.
Para los buenos brilla una luz en las tinieblas : es el Bondadoso, el Compasivo y el Justo.
Dichoso el que se compadece y da prestado, y administra sus negocios con rectitud.
El justo no vacilará jamás, su recuerdo permanecerá para siempre.

Evangelio según San Marcos 12,1-12.
Jesús se puso a hablarles en parábolas: "Un hombre plantó una viña, la cercó, cavó un lagar y construyó una torre de vigilancia. Después la arrendó a unos viñadores y se fue al extranjero.
A su debido tiempo, envió a un servidor para percibir de los viñadores la parte de los frutos que le correspondía.
Pero ellos lo tomaron, lo golpearon y lo echaron con las manos vacías.
De nuevo les envió a otro servidor, y a este también lo maltrataron y lo llenaron de ultrajes.
Envió a un tercero, y a este lo mataron. Y también golpearon o mataron a muchos otros.
Todavía le quedaba alguien, su hijo, a quien quería mucho, y lo mandó en último término, pensando: 'Respetarán a mi hijo'.
Pero los viñadores se dijeron: 'Este es el heredero: vamos a matarlo y la herencia será nuestra'.
Y apoderándose de él, lo mataron y lo arrojaron fuera de la viña.
¿Qué hará el dueño de la viña? Vendrá, acabará con los viñadores y entregará la viña a otros.
¿No han leído este pasaje de la Escritura: La piedra que los constructores rechazaron ha llegado a ser la piedra angular:
esta es la obra del Señor, admirable a nuestros ojos?".
Entonces buscaban la manera de detener a Jesús, porque comprendían que esta parábola la había dicho por ellos, pero tenían miedo de la multitud. Y dejándolo, se fueron. 
Mc 12,1-12
Leer el comentario del Evangelio por 
San Buenaventura (1221-1274), franciscano, doctor de la Iglesia.
La Viña mística, ch. 5, 4-5 (atribuido por error a San Bernardo)
« Yo soy la verdadera vid » (Jn 15,1)
     ¡Dulce Jesús, en qué estado te veo! Manso y cariñoso, único Salvador de nuestras viejas heridas, ¿quién te condenó a una muerte tan amarga? ¿quién te condujo a sufrir estas heridas, no sólo crueles sino también ignominiosas? Dulce viña, buen Jesús, he aquí el fruto que da tu viña...
     Hasta el día de tus bodas, has esperado pacientemente a que produzca uvas, y ella no ha dado más que agrazones (Is 5,6). Ella te ha coronado de espinas, te ha envuelto en las espinas de sus pecados. ¡Esta viña, que no ha dejado de ser tuya, se ha convertido en una viña extranjera, se ha convertido en una viña amarga! Ella te ha renegado y ha gritado: « nosotros no tenemos otro rey más que el César» (Jn 19,15). Después de haber expulsado el viñedo de tu ciudad y tu heredad, estos viñedos te han llevado a la muerte: no de un golpe, sino después de haberte abatido por el largo tormento de la Cruz y haberte torturado por las heridas de látigos y clavos... Señor Jesús.... Tu mismo entregas tu vida a la muerte – nadie te puede reemplazar, eres Tú mismo el que la das (Jn 10,18)... ¡Qué trueque más admirable! El Rey se da por el esclavo, Dios por el hombre, el Creador por la criatura, el Inocente por los culpables.


lunes 07 Marzo 2011

Santa Perpetua



Santas Perpetua y Felicitas
Fueron martirizadas en Cartago, en la persecución de Septimio Severo, el año 203.
Perpetua era una joven matrona romana que acababa de dar a luz y Felicidad era una esclava.
Se conserva una conmovedora narración de este encarcelamiento y martirio, escrita en parte por los mismos mártires antes de morir y en parte por un escritor de la época; este testimonio impresionante manifiesta el rigor de las persecuciones romanas y el heroísmo de quienes las sufrieron por fidelidad a Cristo.





Oremos
Dios todopoderoso, que con la fuerza de tu amor hiciste a las santas mártires Perpetua y Felicitas intrépidas ante el perseguidor e invencibles ante los tormentos de la muerte, concédenos, por su intercesión, perseverar firmes en la fe y crecer siempre en tu amor. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo.


Calendario de fiestas marianas:  Nuestra Señora de la Estrella, Villa Viciosa, Portugal.


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