EVANGELIO DEL DÍA

jueves, 3 de febrero de 2011

« No llevéis piezas de oro en la faja »

EVANGELIO DEL DÍA: 03/02/2011
¿ Señor, a quién iremos?. Tú tienes palabras de vida eterna. Jn 6, 68


Jueves de la IV Semana del Tiempo Ordinario

Carta a los Hebreos 12,18-19.21-24.
Ustedes, en efecto, no se han acercado a algo tangible: fuego ardiente, oscuridad, tinieblas, tempestad,
sonido de trompeta, y un estruendo tal de palabras, que aquellos que lo escuchaban no quisieron que se les siguiera hablando.
Este espectáculo era tan terrible, que Moisés exclamó: Estoy aterrado y tiemblo.
Ustedes, en cambio, se han acercado a la montaña de Sión, a la Ciudad del Dios viviente, a la Jerusalén celestial, a una multitud de ángeles, a una fiesta solemne,
a la asamblea de los primogénitos cuyos nombres están escritos en el cielo. Se han acercado a Dios, que es el Juez del universo, y a los espíritus de los justos que ya han llegado a la perfección,
a Jesús, el mediador de la Nueva Alianza, y a la sangre purificadora que habla más elocuentemente que la de Abel.

Salmo 48(47),2-3.4.9.10-11.
El Señor es grande y digno de alabanza, en la Ciudad de nuestro Dios.
Su santa Montaña, la altura más hermosa, es la alegría de toda la tierra. La Montaña de Sión, la Morada de Dios, es la Ciudad del gran Rey:
el Señor se manifestó como un baluarte en medio de sus palacios.
Hemos visto lo que habíamos oído en la Ciudad de nuestro Dios, en la Ciudad del Señor de los ejércitos, que él afianzó para siempre.
Nosotros evocamos tu misericordia en medio de tu Templo, Señor.
Tu alabanza, lo mismo que tu renombre, llega hasta los confines de la tierra. Tu derecha está llena de justicia:

Evangelio según San Marcos 6,7-13.
Entonces llamó a los Doce y los envió de dos en dos, dándoles poder sobre los espíritus impuros.
Y les ordenó que no llevaran para el camino más que un bastón; ni pan, ni alforja, ni dinero;
que fueran calzados con sandalias, y que no tuvieran dos túnicas.
Les dijo: "Permanezcan en la casa donde les den alojamiento hasta el momento de partir.
Si no los reciben en un lugar y la gente no los escucha, al salir de allí, sacudan hasta el polvo de sus pies, en testimonio contra ellos".
Entonces fueron a predicar, exhortando a la conversión;
expulsaron a muchos demonios y curaron a numerosos enfermos, ungiéndolos con óleo. 
 Mc 6,7-13
Leer el comentario del Evangelio por 
San Francisco de Asís (1182-1226), fundador de los Hermanos menores
Primera Regla, §8-9
« No llevéis piezas de oro en la faja »
     El Señor ordena en el Evangelio: Guardaos cuidadosamente de todo mal apego; evitad cuidadosamente las preocupaciones de este mundo y los cuidados materiales (cf Mt 6,25). Por eso ningún hermano, ya resida en una casa o esté de viaje, bajo ningún pretexto debe aceptar él mismo ni hacer recoger para sí ninguna pieza de oro ni moneda pequeña, y esto ni para comprar vestido o libros ni como salario por algún trabajo, ni bajo ningún pretexto, a no ser en caso de evidente necesidad para los hermanos enfermos. Porque ni el oro ni las monedas no debemos considerarlos de mayor utilidad o de más aprecio que las piedras. El diablo se ocupa de cegar a los que codician dinero o le conceden más valor que a las piedras. Nosotros que lo hemos dejado todo, no vayamos a perder por tan poca cosa el Reino de los cielos (Mc 10, 24.28). Si en cualquier parte nos encontramos con alguna moneda o dinero, no le prestemos mayor atención que al polvo que pisamos con los pies: porque esto es vanidad de vanidades, y todo es vanidad (Eccl 1,2)...

     Todos los hermanos se esforzarán en seguir la humildad y la pobreza de nuestro Señor Jesucristo... Deben alegrarse cuando se encuentren entre gente de baja condición y despreciados, entre pobres e inválidos, enfermos y leprosos y mendigos de las calles. Cuando sea necesario irán a pedir en especies. Que no se avergüencen: sino que se acuerden de nuestro Señor Jesucristo, el Hijo del Dios vivo todopoderoso..., que fue pobre y no tuvo cobijo, vivó de limosna él y la bienaventurada Virgen, y sus discípulos.


jueves 03 Febrero 2011

San Blás



Obispo de Sebaste y Mártir.
San Blas nació en medio de una familia acaudalada y de padres nobles; fue educado cristianamente y se consagró como Obispo cuando todavía era muy joven. Al comenzar la persecución a los cristianos, por inspiración divina, se retiró a una cueva en las montañas, frecuentada por fieras salvajes, a quienes el santo los atendía y curaba cuando estaban enfermos.

Poco después, unos cazadores fueron en busca de estos animales para el anfiteatro, pero San Blas los espantó y entonces fue capturado. Al enterarse que era cristiano, fue conducido ante el gobernador Agrícola, quien lo mandó a azotar y encerrar en un calabozo, privado de alimentos. Luego, fue torturado para que renegara de su fe, pero el santo se mantuvo firme por lo que se dio orden de ser decapitado.




Oremos



Escucha, Señor, a tu familia, reunida hoy para recordar al mártir San Blas, y concédele la paz en la vida presente y la felicidad en la vida eterna. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo.                            Calendario de fiestas marianas   Nuestra Señora de Saideneida, Damasco.


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