EVANGELIO DEL DÍA: 24/12/2010
¿ Señor, a quién iremos?. Tú tienes palabras de vida eterna. Jn 6, 68
Solemnidad de la Natividad del Señor: Misa de medianoche
Libro de Isaías 9,1-6.
El pueblo que caminaba en las tinieblas ha visto una gran luz; sobre los que habitaban en el país de la oscuridad ha brillado una luz.
Tú has multiplicado la alegría, has acrecentado el gozo; ellos se regocijan en tu presencia. como se goza en la cosecha, como cuando reina la alegría por el reparto del botín.
Porque el yugo que pesaba sobre él, la barra sobre su espalda y el palo de su carcelero, todo eso lo has destrozado como en el día de Madián.
Porque todas las botas usadas en la refriega y las túnicas manchadas de sangre, serán presa de las llamas, pasto del fuego.
Porque un niño nos ha nacido, un hijo nos ha sido dado. La soberanía reposa sobre sus hombros y se le da por nombre: "Consejero maravilloso, Dios fuerte, Padre para siempre, Príncipe de la paz".
Su soberanía será grande, y habrá una paz sin fin para el trono de David y para su reino; él lo establecerá y lo sostendrá por el derecho y la justicia, desde ahora y para siempre. El celo del Señor de los ejércitos hará todo esto.
Salmo 96(95),1-2.3.11-12.13.
Canten al Señor un canto nuevo, cante al Señor toda la tierra;
canten al Señor, bendigan su Nombre, día tras día, proclamen su victoria.
Anuncien su gloria entre las naciones, y sus maravillas entre los pueblos.
Alégrese el cielo y exulte la tierra, resuene el mar y todo lo que hay en él;
regocíjese el campo con todos sus frutos, griten de gozo los árboles del bosque.
Griten de gozo delante del Señor, porque él viene a gobernar la tierra: él gobernará al mundo con justicia, y a los pueblos con su verdad.
Carta de San Pablo a Tito 2,11-14.
Porque la gracia de Dios, que es fuente de salvación para todos los hombres, se ha manifestado.
Ella nos enseña a rechazar la impiedad y los deseos mundanos, para vivir en la vida presente con sobriedad, justicia y piedad,
mientras aguardamos la feliz esperanza y la Manifestación de la gloria de nuestro gran Dios y Salvador, Cristo Jesús.
El se entregó por nosotros, a fin de librarnos de toda iniquidad, purificarnos y crear para sí un Pueblo elegido y lleno de celo en la práctica del bien.
Evangelio según San Lucas 2,1-14.
En aquella época apareció un decreto del emperador Augusto, ordenando que se realizara un censo en todo el mundo.
Este primer censo tuvo lugar cuando Quirino gobernaba la Siria.
Y cada uno iba a inscribirse a su ciudad de origen.
José, que pertenecía a la familia de David, salió de Nazaret, ciudad de Galilea, y se dirigió a Belén de Judea, la ciudad de David,
para inscribirse con María, su esposa, que estaba embarazada.
Mientras se encontraban en Belén, le llegó el tiempo de ser madre;
y María dio a luz a su Hijo primogénito, lo envolvió en pañales y lo acostó en un pesebre, porque no había lugar para ellos en el albergue.
En esa región acampaban unos pastores, que vigilaban por turno sus rebaños durante la noche.
De pronto, se les apareció el Angel del Señor y la gloria del Señor los envolvió con su luz. Ellos sintieron un gran temor,
pero el Angel les dijo: "No teman, porque les traigo una buena noticia, una gran alegría para todo el pueblo:
Hoy, en la ciudad de David, les ha nacido un Salvador, que es el Mesías, el Señor.
Y esto les servirá de señal: encontrarán a un niño recién nacido envuelto en pañales y acostado en un pesebre".
Y junto con el Angel, apareció de pronto una multitud del ejército celestial, que alababa a Dios, diciendo:
"¡Gloria a Dios en las alturas, y en la tierra, paz a los hombres amados por él!".
El pueblo que caminaba en las tinieblas ha visto una gran luz; sobre los que habitaban en el país de la oscuridad ha brillado una luz.
Tú has multiplicado la alegría, has acrecentado el gozo; ellos se regocijan en tu presencia. como se goza en la cosecha, como cuando reina la alegría por el reparto del botín.
Porque el yugo que pesaba sobre él, la barra sobre su espalda y el palo de su carcelero, todo eso lo has destrozado como en el día de Madián.
Porque todas las botas usadas en la refriega y las túnicas manchadas de sangre, serán presa de las llamas, pasto del fuego.
Porque un niño nos ha nacido, un hijo nos ha sido dado. La soberanía reposa sobre sus hombros y se le da por nombre: "Consejero maravilloso, Dios fuerte, Padre para siempre, Príncipe de la paz".
Su soberanía será grande, y habrá una paz sin fin para el trono de David y para su reino; él lo establecerá y lo sostendrá por el derecho y la justicia, desde ahora y para siempre. El celo del Señor de los ejércitos hará todo esto.
Salmo 96(95),1-2.3.11-12.13.
Canten al Señor un canto nuevo, cante al Señor toda la tierra;
canten al Señor, bendigan su Nombre, día tras día, proclamen su victoria.
Anuncien su gloria entre las naciones, y sus maravillas entre los pueblos.
Alégrese el cielo y exulte la tierra, resuene el mar y todo lo que hay en él;
regocíjese el campo con todos sus frutos, griten de gozo los árboles del bosque.
Griten de gozo delante del Señor, porque él viene a gobernar la tierra: él gobernará al mundo con justicia, y a los pueblos con su verdad.
Carta de San Pablo a Tito 2,11-14.
Porque la gracia de Dios, que es fuente de salvación para todos los hombres, se ha manifestado.
Ella nos enseña a rechazar la impiedad y los deseos mundanos, para vivir en la vida presente con sobriedad, justicia y piedad,
mientras aguardamos la feliz esperanza y la Manifestación de la gloria de nuestro gran Dios y Salvador, Cristo Jesús.
El se entregó por nosotros, a fin de librarnos de toda iniquidad, purificarnos y crear para sí un Pueblo elegido y lleno de celo en la práctica del bien.
Evangelio según San Lucas 2,1-14.
En aquella época apareció un decreto del emperador Augusto, ordenando que se realizara un censo en todo el mundo.
Este primer censo tuvo lugar cuando Quirino gobernaba la Siria.
Y cada uno iba a inscribirse a su ciudad de origen.
José, que pertenecía a la familia de David, salió de Nazaret, ciudad de Galilea, y se dirigió a Belén de Judea, la ciudad de David,
para inscribirse con María, su esposa, que estaba embarazada.
Mientras se encontraban en Belén, le llegó el tiempo de ser madre;
y María dio a luz a su Hijo primogénito, lo envolvió en pañales y lo acostó en un pesebre, porque no había lugar para ellos en el albergue.
En esa región acampaban unos pastores, que vigilaban por turno sus rebaños durante la noche.
De pronto, se les apareció el Angel del Señor y la gloria del Señor los envolvió con su luz. Ellos sintieron un gran temor,
pero el Angel les dijo: "No teman, porque les traigo una buena noticia, una gran alegría para todo el pueblo:
Hoy, en la ciudad de David, les ha nacido un Salvador, que es el Mesías, el Señor.
Y esto les servirá de señal: encontrarán a un niño recién nacido envuelto en pañales y acostado en un pesebre".
Y junto con el Angel, apareció de pronto una multitud del ejército celestial, que alababa a Dios, diciendo:
"¡Gloria a Dios en las alturas, y en la tierra, paz a los hombres amados por él!".
Lc 2,1-14
San Gregorio de Nisa (hacia 335-395), monje y obispo
Sermón sobre la Natividad, passim; PG 46, 1128
« Hoy, en la ciudad de David, os ha nacido un Salvador»
Hermanos, advertidos del milagro, vayamos como Moisés a ver esta cosa extraordinaria (Ex 3,3): en María, la zarza ardiendo no se consume; la Virgen da a luz sin sufrir menoscabo... ¡Corramos, pues, a Belén, la pequeña ciudad de la Buena Noticia! Y somos verdaderos pastores, si permanecemos despiertos en nuestra guardia, es a nosotros que se dirige esta voz de los ángeles que anuncian un gran gozo...: «¡Gloria a Dios en lo más alto del cielo, porque la paz baja a la tierra!». Allí donde ayer sólo había maldición, lugar de guerra y exilio, he aquí que la tierra recibe la paz, porque hoy «la fidelidad brota de la tierra y la justicia mira desde el cielo» (Sl 84,12). Éste es el fruto que la tierra da a los hombres en recompensa de la buena voluntad que va a reinar entre los hombres (Lc 2,14). Dios se une al hombre para levantar al hombre hasta la altura de Dios.
Con esta buena nueva, hermanos, salgamos para Belén a fin de contemplar... el misterio del pesebre: un niño recién nacido envuelto en pañales descansa en un establo. Virgen después del parto, la Madre incorruptible abraza a su hijo. Repitamos con los pastores las palabras del profeta: «Lo que habíamos oído lo hemos visto en la ciudad de nuestro Dios» (Sl 47,9).
¿Pero por qué el Señor busca refugio en esta cueva de Belén? ¿Por qué dormir en un establo? ¿Por qué mezclarse con los del censo de Israel? Hermanos, el que trae la liberación al mundo viene a nacer en nuestra esclavitud de muerte. Viene a nacer en esta cueva para mostrarse a los hombres inmersos en tinieblas y sobras de muerte. Está acostado en un establo porque es él Aquel que hace crecer la hierba para el ganado (Sl 103,14), es el Pan de Vida que alimenta al hombre con un alimento espiritual para que también viva en el Espíritu... ¿Es que hay una fiesta más dichosa que la de hoy? Cristo, el Sol de justicia (ML 3,20), viene a iluminar nuestra noche. Se levanta lo que estaba caído, el que estaba vencido es liberado..., el que estaba muerto vuelve a la vida... Cantemos hoy todos a una sola voz, sobre toda la tierra: «Por un hombre, Adán, vino la muerte; por un hombre, hoy viene la salvación» (cf Rm 5,17).
Con esta buena nueva, hermanos, salgamos para Belén a fin de contemplar... el misterio del pesebre: un niño recién nacido envuelto en pañales descansa en un establo. Virgen después del parto, la Madre incorruptible abraza a su hijo. Repitamos con los pastores las palabras del profeta: «Lo que habíamos oído lo hemos visto en la ciudad de nuestro Dios» (Sl 47,9).
¿Pero por qué el Señor busca refugio en esta cueva de Belén? ¿Por qué dormir en un establo? ¿Por qué mezclarse con los del censo de Israel? Hermanos, el que trae la liberación al mundo viene a nacer en nuestra esclavitud de muerte. Viene a nacer en esta cueva para mostrarse a los hombres inmersos en tinieblas y sobras de muerte. Está acostado en un establo porque es él Aquel que hace crecer la hierba para el ganado (Sl 103,14), es el Pan de Vida que alimenta al hombre con un alimento espiritual para que también viva en el Espíritu... ¿Es que hay una fiesta más dichosa que la de hoy? Cristo, el Sol de justicia (ML 3,20), viene a iluminar nuestra noche. Se levanta lo que estaba caído, el que estaba vencido es liberado..., el que estaba muerto vuelve a la vida... Cantemos hoy todos a una sola voz, sobre toda la tierra: «Por un hombre, Adán, vino la muerte; por un hombre, hoy viene la salvación» (cf Rm 5,17).
San Gregorio
Presbítero (+ 303) que murió mártir en la persecución de Diocleciano a comienzos del siglo IV.
En su historia interviene un personaje llamado Flaco que es el encargado por el gobierno de Roma para poner orden en el Imperio en lo que concierne a la unidad de religión fundamento del orden social. Ha pensado en su estrategia contra los rebeldes e inconformistas de cuya existencia en su territorio está bien informado: multiplicará los dioses y obligará a prestarles adoración. Quienes no acaten la orden con fidelidad serán aniquilados.
En la península itálica, en la Umbria, concretamente en Spoleto, hay un hombre llamado Gregorio, se ocupa en hacer el bien a los demás, está interesado en poner remedio a las necesidades económicas de los más pobres y de hecho las remedia en la medida que puede, da consuelo a los tristes e incluso quema el tiempo animando cuando alguien está desalentado. Es pacífico y en su vida se advierte la rectitud. Todos lo tienen por hombre religioso. Incluso a los que quieren les descubre poco a poco los misterios de Dios y, lo que es más llamativo aún, algunos le siguen porque tanto su enseñanza como el estilo de su vida tienen un atractivo poco común. Sí, hay un no-sé-qué atrayente por su nobleza y altura de miras.
Pero por lo que se ve que no agrada a todos. No quiere sacrificar a los dioses. Tiene ideas distintas. Él no se acomoda a lo establecido. Es acusado de "ser rebelde a los dioses". Afirma que sólo un Dios merece adoración y tan testarudo se muestra en su convicción que, a pesar de las amenazas y vejaciones, está dispuesto incluso a morir. De hecho así terminó su vida en el año 303.
Desobediente. Inadaptado. Reaccionario. Indócil. Rebelde. Indisciplinado. Agitador. Inconformista. Independiente. Parece que todos estos calificativos tienen un contenido negativo. Pero, claro... hay que saber contra qué o contra quien. Porque —a la postre y para ser justos en el juicio— todo depende de a qué lado quede la verdad. Quizá resulte que hay que cambiar el esquema y se deban proponer para premios Nobel precisamente a los que no se acomoden a los croquis de la sociedad y vayan contra el "status".
No siempre "ser como los demás" es signo de "estar en la verdad".
A que la verdad no depende del poder, de la fuerza física, política o militar. ¡A que no!
En su historia interviene un personaje llamado Flaco que es el encargado por el gobierno de Roma para poner orden en el Imperio en lo que concierne a la unidad de religión fundamento del orden social. Ha pensado en su estrategia contra los rebeldes e inconformistas de cuya existencia en su territorio está bien informado: multiplicará los dioses y obligará a prestarles adoración. Quienes no acaten la orden con fidelidad serán aniquilados.
En la península itálica, en la Umbria, concretamente en Spoleto, hay un hombre llamado Gregorio, se ocupa en hacer el bien a los demás, está interesado en poner remedio a las necesidades económicas de los más pobres y de hecho las remedia en la medida que puede, da consuelo a los tristes e incluso quema el tiempo animando cuando alguien está desalentado. Es pacífico y en su vida se advierte la rectitud. Todos lo tienen por hombre religioso. Incluso a los que quieren les descubre poco a poco los misterios de Dios y, lo que es más llamativo aún, algunos le siguen porque tanto su enseñanza como el estilo de su vida tienen un atractivo poco común. Sí, hay un no-sé-qué atrayente por su nobleza y altura de miras.
Pero por lo que se ve que no agrada a todos. No quiere sacrificar a los dioses. Tiene ideas distintas. Él no se acomoda a lo establecido. Es acusado de "ser rebelde a los dioses". Afirma que sólo un Dios merece adoración y tan testarudo se muestra en su convicción que, a pesar de las amenazas y vejaciones, está dispuesto incluso a morir. De hecho así terminó su vida en el año 303.
Desobediente. Inadaptado. Reaccionario. Indócil. Rebelde. Indisciplinado. Agitador. Inconformista. Independiente. Parece que todos estos calificativos tienen un contenido negativo. Pero, claro... hay que saber contra qué o contra quien. Porque —a la postre y para ser justos en el juicio— todo depende de a qué lado quede la verdad. Quizá resulte que hay que cambiar el esquema y se deban proponer para premios Nobel precisamente a los que no se acomoden a los croquis de la sociedad y vayan contra el "status".
No siempre "ser como los demás" es signo de "estar en la verdad".
A que la verdad no depende del poder, de la fuerza física, política o militar. ¡A que no!
LA NATIVIDAD DEL SEÑOR: I VÍSPERAS
Himno
Hoy nace el sol divinal
De la Virgen sin mancilla;
Hoy el Eterno se humilla
Y si se hace hombre mortal.
Hoy la Reina celestial
Pare al Rey del firmamento,
Sin recibir detrimento
Su pureza virginal.
Adórate, Verbo eterno,
Hijo del muy alto Padre,
Nacido de pobre madre
En la yema del invierno.
Gracias te doy Niño tierno,
Pues con tu divinidad
Juntaste mi humanidad,
Por librarme del infierno. Amén
Dios nuestro, que cada año nos alegras con la festividad llena de esperanza de nuestra redención, concédenos que así como ahora acogemos a tu Hijo llenos de júbilo como redentor, así también lo recibamos lleno de confianza cuándo vuelva como juez. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo.
Himno
Hoy nace el sol divinal
De la Virgen sin mancilla;
Hoy el Eterno se humilla
Y si se hace hombre mortal.
Hoy la Reina celestial
Pare al Rey del firmamento,
Sin recibir detrimento
Su pureza virginal.
Adórate, Verbo eterno,
Hijo del muy alto Padre,
Nacido de pobre madre
En la yema del invierno.
Gracias te doy Niño tierno,
Pues con tu divinidad
Juntaste mi humanidad,
Por librarme del infierno. Amén
Dios nuestro, que cada año nos alegras con la festividad llena de esperanza de nuestra redención, concédenos que así como ahora acogemos a tu Hijo llenos de júbilo como redentor, así también lo recibamos lleno de confianza cuándo vuelva como juez. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo.
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