EVANGELIO DEL DÍA: 14/11/2010
¿ Señor, a quién iremos?. Tú tienes palabras de vida eterna. Jn 6, 68
XXXIII Domingo del Tiempo Ordinario
Libro de Malaquías 3,19-20.
Porque llega el Día, abrasador como un horno. Todos los arrogantes y los que hacen el mal serán como paja; el Día que llega los consumirá, dice el Señor de los ejércitos, hasta no dejarles raíz ni rama.
Pero para ustedes, los que temen mi Nombre, brillará el sol de justicia que trae la salud en sus rayos, y saldrán brincando como terneros bien alimentados.
Salmo 98(97),5-6.7-8.9.
Canten al Señor con el arpa y al son de instrumentos musicales;
con clarines y sonidos de trompeta aclamen al Señor, que es Rey.
Resuene el mar y todo lo que hay en él, el mundo y todos sus habitantes;
aplaudan las corrientes del océano, griten de gozo las montañas al unísono.
Griten de gozo delante del Señor, porque él viene a gobernar la tierra; él gobernará al mundo con justicia, y a los pueblos con rectitud.
Segunda Carta de San Pablo a los Tesalonicenses 3,7-12.
Porque ustedes ya saben cómo deben seguir nuestro ejemplo. Cuando estábamos entre ustedes, no vivíamos como holgazanes,
y nadie nos regalaba el pan que comíamos. Al contrario, trabajábamos duramente, día y noche, hasta cansarnos, con tal de no ser una carga para ninguno de ustedes.
Aunque teníamos el derecho de proceder de otra manera, queríamos darles un ejemplo para imitar.
En aquella ocasión les impusimos esta regla: el que no quiera trabajar, que no coma.
Ahora, sin embargo, nos enteramos de que algunos de ustedes viven ociosamente, no haciendo nada y entrometiéndose en todo.
A estos les mandamos y los exhortamos en el Señor Jesucristo que trabajen en paz para ganarse su pan.
Evangelio según San Lucas 21,5-19.
Y como algunos, hablando del Templo, decían que estaba adornado con hermosas piedras y ofrendas votivas, Jesús dijo:
"De todo lo que ustedes contemplan, un día no quedará piedra sobre piedra: todo será destruido".
Ellos le preguntaron: "Maestro, ¿cuándo tendrá lugar esto, y cuál será la señal de que va a suceder?".
Jesús respondió: "Tengan cuidado, no se dejen engañar, porque muchos se presentarán en mi Nombre, diciendo: 'Soy yo', y también: 'El tiempo está cerca'. No los sigan.
Cuando oigan hablar de guerras y revoluciones no se alarmen; es necesario que esto ocurra antes, pero no llegará tan pronto el fin".
Después les dijo: "Se levantará nación contra nación y reino contra reino.
Habrá grandes terremotos; peste y hambre en muchas partes; se verán también fenómenos aterradores y grandes señales en el cielo.
Pero antes de todo eso, los detendrán, los perseguirán, los entregarán a las sinagogas y serán encarcelados; los llevarán ante reyes y gobernadores a causa de mi Nombre,
y esto les sucederá para que puedan dar testimonio de mí.
Tengan bien presente que no deberán preparar su defensa,
porque yo mismo les daré una elocuencia y una sabiduría que ninguno de sus adversarios podrá resistir ni contradecir.
Serán entregados hasta por sus propios padres y hermanos, por sus parientes y amigos; y a muchos de ustedes los matarán.
Serán odiados por todos a causa de mi Nombre.
Pero ni siquiera un cabello se les caerá de la cabeza.
Gracias a la constancia salvarán sus vidas.
Porque llega el Día, abrasador como un horno. Todos los arrogantes y los que hacen el mal serán como paja; el Día que llega los consumirá, dice el Señor de los ejércitos, hasta no dejarles raíz ni rama.
Pero para ustedes, los que temen mi Nombre, brillará el sol de justicia que trae la salud en sus rayos, y saldrán brincando como terneros bien alimentados.
Salmo 98(97),5-6.7-8.9.
Canten al Señor con el arpa y al son de instrumentos musicales;
con clarines y sonidos de trompeta aclamen al Señor, que es Rey.
Resuene el mar y todo lo que hay en él, el mundo y todos sus habitantes;
aplaudan las corrientes del océano, griten de gozo las montañas al unísono.
Griten de gozo delante del Señor, porque él viene a gobernar la tierra; él gobernará al mundo con justicia, y a los pueblos con rectitud.
Segunda Carta de San Pablo a los Tesalonicenses 3,7-12.
Porque ustedes ya saben cómo deben seguir nuestro ejemplo. Cuando estábamos entre ustedes, no vivíamos como holgazanes,
y nadie nos regalaba el pan que comíamos. Al contrario, trabajábamos duramente, día y noche, hasta cansarnos, con tal de no ser una carga para ninguno de ustedes.
Aunque teníamos el derecho de proceder de otra manera, queríamos darles un ejemplo para imitar.
En aquella ocasión les impusimos esta regla: el que no quiera trabajar, que no coma.
Ahora, sin embargo, nos enteramos de que algunos de ustedes viven ociosamente, no haciendo nada y entrometiéndose en todo.
A estos les mandamos y los exhortamos en el Señor Jesucristo que trabajen en paz para ganarse su pan.
Evangelio según San Lucas 21,5-19.
Y como algunos, hablando del Templo, decían que estaba adornado con hermosas piedras y ofrendas votivas, Jesús dijo:
"De todo lo que ustedes contemplan, un día no quedará piedra sobre piedra: todo será destruido".
Ellos le preguntaron: "Maestro, ¿cuándo tendrá lugar esto, y cuál será la señal de que va a suceder?".
Jesús respondió: "Tengan cuidado, no se dejen engañar, porque muchos se presentarán en mi Nombre, diciendo: 'Soy yo', y también: 'El tiempo está cerca'. No los sigan.
Cuando oigan hablar de guerras y revoluciones no se alarmen; es necesario que esto ocurra antes, pero no llegará tan pronto el fin".
Después les dijo: "Se levantará nación contra nación y reino contra reino.
Habrá grandes terremotos; peste y hambre en muchas partes; se verán también fenómenos aterradores y grandes señales en el cielo.
Pero antes de todo eso, los detendrán, los perseguirán, los entregarán a las sinagogas y serán encarcelados; los llevarán ante reyes y gobernadores a causa de mi Nombre,
y esto les sucederá para que puedan dar testimonio de mí.
Tengan bien presente que no deberán preparar su defensa,
porque yo mismo les daré una elocuencia y una sabiduría que ninguno de sus adversarios podrá resistir ni contradecir.
Serán entregados hasta por sus propios padres y hermanos, por sus parientes y amigos; y a muchos de ustedes los matarán.
Serán odiados por todos a causa de mi Nombre.
Pero ni siquiera un cabello se les caerá de la cabeza.
Gracias a la constancia salvarán sus vidas.
Lc 21,5-19
San Ambrosio (hacia 340-397). Obispo de Milán y doctor de la Iglesia
Comentario al evangelio de Lucas, X, 6-8
La venida de Cristo
«No quedará piedra sobre piedra: todo será destruido». Estas palabras eran verdaderas referidas al Templo construido por Salomón..., porque todo lo que construyen nuestras manos perece por usura o por deterioro, es convertido en ruinas por la violencia o destruido por el fuego... Pero existe en cada uno de nosotros un templo que sólo se destruye si se derrumba la fe, y particularmente si, en nombre de Cristo, se busca erróneamente refugiarse en las certezas interiores. Posiblemente sea esta interpretación la más útil para nosotros. En efecto, ¿de qué me sirve saber cuando será el día del juicio? ¿De qué me sirve, siendo consciente de tanto pecado, saber que el Señor vendrá un día, si no vuelve a mi alma, si no vuelve a mi espíritu, si Cristo no vive en mí, si Cristo no habla por mí? Es a mí que Cristo debe venir, es en mí que ha de tener lugar su venida.
Ahora bien, la segunda venida del Señor será al fin del mundo, cuando podamos decir: «Para mí el mundo está crucificado y yo para el mundo» (Ga 6,14)... Para quien el mundo está muerto, Cristo es eterno; para él el templo es espiritual, la Ley es espiritual, la misma Pascua es espiritual... Para él, pues, es real la presencia de la sabiduría, la presencia de la virtud y de la justicia, la presencia de la redención, porque Cristo murió, por los pecados del pueblo, una sola vez pero con la finalidad de rescatar cada día los pecados del pueblo.
Ahora bien, la segunda venida del Señor será al fin del mundo, cuando podamos decir: «Para mí el mundo está crucificado y yo para el mundo» (Ga 6,14)... Para quien el mundo está muerto, Cristo es eterno; para él el templo es espiritual, la Ley es espiritual, la misma Pascua es espiritual... Para él, pues, es real la presencia de la sabiduría, la presencia de la virtud y de la justicia, la presencia de la redención, porque Cristo murió, por los pecados del pueblo, una sola vez pero con la finalidad de rescatar cada día los pecados del pueblo.
San Serapión1178-1240 Este es un santo poco conocido cuya vida, según la refiere el padre Ribadeneira, debió de ser una de las más azarosas de su tiempo. Una vida con dos partes igualmente activas pero muy distintas: una bélica y otra de compasión servicial. Se le supone inglés, quizá nacido en Londres, hijo de un noble de Escocia que era pariente de los reyes, y en unión de su padre participó en 1190 en la tercera cruzada que dirigía Ricardo I Corazón de León, distinguiéndose en las batallas contra el sultán Saladino. Más tarde estuvo al servicio de Alfonso VIII de Castilla y volvió a guerrear en Tierra Santa. Quizá su experiencia de soldado le hizo ver que debía combatir en otros frentes, y después de regresar a España, tomó el hábito de la Merced en Barcelona y se convirtió en uno de los frailes más fieles de San Pedro Nolasco. No se había hecho religioso para vivir tranquilo: acompaña al rey don Jaime en la conquista de Mallorca, vuelve a la Gran Bretaña, cae en manos de unos piratas que le azotan hasta creerle muerto, corre gravísimos peligros en Escocia, y, de nuevo en España, se dedica con tanto ardor a la redención de cautivos que parece milagroso que salga con bien de sus empresas. Muere mártir en Argel, después de largas torturas en una cruz aspada. ¡Qué vértigo de guerras, viajes, aventuras y misericordia el del inglés Serapión, servidor de reyes primero, de humildes frailes (como su amigo san Ramón Nonato) y de pobres cautivos después! Infatigable en la violencia por la fe hasta que se hace víctima al servicio de los que no necesitan la fuerza, sino el suficiente amor para morir por ellos. Dios de poder y misericordia, que diste tu fuerza al mártir San Serapión para que pudiera resistir el dolor de su martirio, concédenos que quienes celebramos hoy el día de su victoria, con su protección, vivamos libres de las asechanzas del enemigo. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo. |
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