EVANGELIO DEL DÍA

lunes, 15 de noviembre de 2010

«Hoy ha sido la salvación de esta casa»

EVANGELIO DEL DÍA: 16/11/2010
¿ Señor, a quién iremos?. Tú tienes palabras de vida eterna. Jn 6, 68


Martes de la XXXIII Semana del Tiempo Ordinario


Apocalipsis 3,1-6.14-22.
Escribe al Angel de la Iglesia de Sardes: "El que posee los siete Espíritus de Dios y las siete estrellas, afirma: "Conozco tus obras: aparentemente vives, pero en realidad estás muerto.
Permanece alerta y reanima lo que todavía puedes rescatar de la muerte, porque veo que tu conducta no es perfecta delante de mi Dios.
Recuerda cómo has recibido y escuchado la Palabra: consérvala fielmente y arrepiéntete. Porque si no vigilas, llegaré como un ladrón, y no sabrás a qué hora te sorprenderé.
Sin embargo, tienes todavía en Sardes algunas personas que no han manchado su ropa: ellas me acompañarán vestidas de blanco, porque lo han merecido.
El vencedor recibirá una vestidura blanca, nunca borraré su nombre del Libro de la Vida y confesaré su nombre delante de mi Padre y de sus Angeles".
El que pueda entender, que entienda lo que el Espíritu dice a las Iglesias.
Escribe al Angel de la Iglesia de Laodicea: "El que es el Amén, el Testigo fiel y verídico, el Principio de las obras de Dios, afirma:
"Conozco tus obras: no eres frío ni caliente. ¡Ojalá fueras frío o caliente!
Por eso, porque eres tibio, te vomitaré de mi boca.
Tú andas diciendo: Soy rico, estoy lleno de bienes y no me falta nada. Y no sabes que eres desdichado, digno de compasión, pobre, ciego y desnudo.
Por eso, te aconsejo: cómprame oro purificado en el fuego para enriquecerte, vestidos blancos para revestirte y cubrir tu vergonzosa desnudez, y un colirio para ungir tus ojos y recobrar la vista.
Yo corrijo y reprendo a los que amo. ¡Reanima tu fervor y arrepiéntete!
Yo estoy junto a la puerta y llamo: si alguien oye mi voz y me abre, entraré en su casa y cenaremos juntos.
Al vencedor lo haré sentar conmigo en mi trono, así como yo he vencido y me he sentado con mi Padre en su trono".
El que pueda entender, que entienda lo que el Espíritu dice a las Iglesias".

Salmo 15(14),2-3.4.5.
El que procede rectamente y practica la justicia; el que dice la verdad de corazón
y no calumnia con su lengua. El que no hace mal a su prójimo ni agravia a su vecino,
el que no estima a quien Dios reprueba y honra a los que temen al Señor. El que no se retracta de lo que juró, aunque salga perjudicado;
el que no presta su dinero a usura ni acepta soborno contra el inocente. El que procede así, nunca vacilará.

Evangelio según San Lucas 19,1-10.
Jesús entró en Jericó y atravesaba la ciudad.
Allí vivía un hombre muy rico llamado Zaqueo, que era jefe de los publicanos.
El quería ver quién era Jesús, pero no podía a causa de la multitud, porque era de baja estatura.
Entonces se adelantó y subió a un sicomoro para poder verlo, porque iba a pasar por allí.
Al llegar a ese lugar, Jesús miró hacia arriba y le dijo: "Zaqueo, baja pronto, porque hoy tengo que alojarme en tu casa".
Zaqueo bajó rápidamente y lo recibió con alegría.
Al ver esto, todos murmuraban, diciendo: "Se ha ido a alojar en casa de un pecador".
Pero Zaqueo dijo resueltamente al Señor: "Señor, voy a dar la mitad de mis bienes a los pobres, y si he perjudicado a alguien, le daré cuatro veces más".
Y Jesús le dijo: "Hoy ha llegado la salvación a esta casa, ya que también este hombre es un hijo de Abraham,
porque el Hijo del hombre vino a buscar y a salvar lo que estaba perdido". 
Lc 19,1-10
Leer el comentario del Evangelio por 
Juan Pablo II, papa (1920-2005)
Carta a los presbíteros, Jueves Santo 2002
«Hoy ha sido la salvación de esta casa»
     Me parece que lo que sucede entre Jesús y el «jefe de publicanos» de Jericó se parece, en diversos aspectos, a una celebración del sacramento de la misericordia, el sacramento de la reconciliación... Cada encuentro de un presbítero con un fiel que pide confesarse... puede ser siempre, por la sorprendente gracia de Dios, este «lugar» cercano al sicómoro en el que Cristo ha levantado los ojos para ver a Zaqueo. Es imposible, para nosotros, poder medir el grado de penetración de la mirada de Cristo en el alma del publicano de Jericó. Pero sabemos que esa mirada es la misma que pone sobre cada penitente. En el sacramento de la reconciliación, el presbítero es el instrumento de un encuentro sobrenatural que tiene sus propias leyes que ése no puede hacer más que respetar y secundar.

     El hecho de sentirse llamado por su propio nombre debió de ser para Zaqueo una conmovedora experiencia. Para muchos de sus conciudadanos este nombre estaba cargado de desprecio. Ahora lo escucha pronunciado con un acento de ternura tal que expresaba no sólo confianza sino también familiaridad, y como la urgencia de una amistad. Sí, Jesús habla a Zaqueo como a un amigo de antaño, quizás olvidado, pero que no ha renunciado a su fidelidad y que, con la suave presión del afecto, entra en la vida y en la casa del amigo reencontrado: «Baja en seguida, porque hoy tengo que alojarme en tu casa». En el relato de Lucas es impresionante el tono del lenguaje: ¡todo es tan personalizado, tan delicado, tan afectuoso! No se trata tan sólo de impresionantes rasgos de humanidad; hay en el texto una urgencia intrínseca a través de la cual Jesús revela definitivamente la misericordia de Dios.  


martes 16 Noviembre 2010

Santa Margarita de Escocia



Santa Margarita de Escocia 
Margarita era hija del rey San Eduardo. Luego de caer Inglaterra en poder de Guillermo el Conquistador, Margarita y sus hermanos se refugiaron en Escocia, donde era rey Malcon III, quien al reparar en las cualidades de la joven, se casó con ella, convirtiéndose en Reina de Escocia.

Durante su reinado, se dedicó ardorosamente a las labores caritativas, especialmente con los más necesitados y pobres.    Tuvo seis hijos y dos hijas. Su esposo Malcon III era cruel y rudo, pero la amabilidad de Margarita le fue volviendo amable y caritativo, tanto que él mismo le ayudaba a servir a los pobres que llegaban a pedir alimentos.

De los hijos de Margarita, dos llegaron a ser santos y tres fueron reyes, y del esposo de una hija de ella, Enrique I, proviene la actual familia real de Inglaterra.    Hizo numerosos donaciones que permitió la construcción de conventos y templos, y organizó una asociación de señoras para dedicarse con ellas a tejer y bordar ornamentos para las parroquias.

A sus hijos los educó muy cuidadosamente en la religión católica y se esmeró porque aprendieran muy bien el catecismo y la doctrina cristiana. En su casa y entre la gente del pueblo hacía leer las vidas de santos, y puso bastante espero y énfasis en conseguir sacerdotes fervorosos y preparados para las parroquias.

Santa Margarita falleció el 16 de noviembre del año 1093. Es recordada sobre todo por su admirable generosidad para con los pobres y afligidos.




Oremos

Señor, Dios nuestro, que hiciste resplandecer en Santa Margarita de Escocia una admirable caridad hacia los pobres, concédenos que, movidos por su ejemplo y apoyados por su intercesión, logremos también nosotros ser un reflejo de tu bondad para nuestros hermanos. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo.

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