EVANGELIO DEL DÍA: 22/10/2010
¿ Señor, a quién iremos?. Tú tienes palabras de vida eterna. Jn 6, 68
Viernes de la XXIX Semana del Tiempo Ordinario
Carta de San Pablo a los Efesios 4,1-6.
Yo, que estoy preso por el Señor, los exhorto a comportarse de una manera digna de la vocación que han recibido.
Con mucha humildad, mansedumbre y paciencia, sopórtense mutuamente por amor.
Traten de conservar la unidad del Espíritu mediante el vínculo de la paz.
Hay un solo Cuerpo y un solo Espíritu, así como hay una misma esperanza, a la que ustedes han sido llamados, de acuerdo con la vocación recibida.
hay un solo Señor, una sola fe, un solo bautismo.
Hay un solo Dios y Padre de todos, que está sobre todos, lo penetra todo y está en todos.
Salmo 24(23),1-2.3-4.5-6.
Salmo de David. Del Señor es la tierra y todo lo que hay en ella, el mundo y todos sus habitantes,
porque él la fundó sobre los mares, él la afirmó sobre las corrientes del océano.
¿Quién podrá subir a la Montaña del Señor y permanecer en su recinto sagrado?
El que tiene las manos limpias y puro el corazón; el que no rinde culto a los ídolos ni jura falsamente:
él recibirá la bendición del Señor, la recompensa de Dios, su Salvador.
Así son los que buscan al Señor, los que buscan tu rostro, Dios de Jacob.
Evangelio según San Lucas 12,54-59.
Dijo también a la multitud: "Cuando ven que una nube se levanta en occidente, ustedes dicen en seguida que va a llover, y así sucede.
Y cuando sopla viento del sur, dicen que hará calor, y así sucede.
¡Hipócritas! Ustedes saben discernir el aspecto de la tierra y del cielo; ¿cómo entonces no saben discernir el tiempo presente?
¿Por qué no juzgan ustedes mismos lo que es justo?
Cuando vas con tu adversario a presentarte ante el magistrado, trata de llegar a un acuerdo con él en el camino, no sea que el adversario te lleve ante el juez, y el juez te entregue al guardia, y este te ponga en la cárcel.
Te aseguro que no saldrás de allí hasta que hayas pagado el último centavo".
Yo, que estoy preso por el Señor, los exhorto a comportarse de una manera digna de la vocación que han recibido.
Con mucha humildad, mansedumbre y paciencia, sopórtense mutuamente por amor.
Traten de conservar la unidad del Espíritu mediante el vínculo de la paz.
Hay un solo Cuerpo y un solo Espíritu, así como hay una misma esperanza, a la que ustedes han sido llamados, de acuerdo con la vocación recibida.
hay un solo Señor, una sola fe, un solo bautismo.
Hay un solo Dios y Padre de todos, que está sobre todos, lo penetra todo y está en todos.
Salmo 24(23),1-2.3-4.5-6.
Salmo de David. Del Señor es la tierra y todo lo que hay en ella, el mundo y todos sus habitantes,
porque él la fundó sobre los mares, él la afirmó sobre las corrientes del océano.
¿Quién podrá subir a la Montaña del Señor y permanecer en su recinto sagrado?
El que tiene las manos limpias y puro el corazón; el que no rinde culto a los ídolos ni jura falsamente:
él recibirá la bendición del Señor, la recompensa de Dios, su Salvador.
Así son los que buscan al Señor, los que buscan tu rostro, Dios de Jacob.
Evangelio según San Lucas 12,54-59.
Dijo también a la multitud: "Cuando ven que una nube se levanta en occidente, ustedes dicen en seguida que va a llover, y así sucede.
Y cuando sopla viento del sur, dicen que hará calor, y así sucede.
¡Hipócritas! Ustedes saben discernir el aspecto de la tierra y del cielo; ¿cómo entonces no saben discernir el tiempo presente?
¿Por qué no juzgan ustedes mismos lo que es justo?
Cuando vas con tu adversario a presentarte ante el magistrado, trata de llegar a un acuerdo con él en el camino, no sea que el adversario te lleve ante el juez, y el juez te entregue al guardia, y este te ponga en la cárcel.
Te aseguro que no saldrás de allí hasta que hayas pagado el último centavo".
Lc 12,54-59
San Agustín (354-430), obispo de Hipona (África del Norte) y doctor de la Iglesia
Sermón 109; PL 38,636
«¿Cómo no sabéis interpretar el tiempo presente?»
Acabamos de escuchar el evangelio en el que Jesús critica a aquellos que saben reconocer el aspecto del cielo, pero no han sido capaces de descubrir el tiempo en el que era urgente creer en el Reino de los cielos. Es a los judíos a quienes se dirige, pero esta palabra llega hasta nosotros. Ahora bien, el mismo Señor Jesucristo comenzó así su predicación: «Convertíos porque está cerca el Reino de los cielos» (Mt 4,17). Juan Bautista, su precursor, había comenzado de la misma manera: «Convertíos porque está cerca el Reino de los cielos» (Mt 3,2). Y ahora el Señor los censura porque no quieren convertirse siendo así que el Reino de los cielos está cerca...
Pertenece a Dios saber cuando vendrá el fin del mundo: sea cuando sea, ahora es el tiempo de la fe... Para cada uno de nosotros el tiempo está cerca, porque somos mortales. Caminamos entre peligros. Si fuéramos de cristal, temeríamos menos. ¿Hay algo más frágil que un recipiente de cristal? Sin embargo lo conservamos y dura siglos, tememos que caiga, pero no la vejez ni la fiebre. Somos, pues, más frágiles y más débiles, y esta fragilidad cada día nos hace temer todo los accidentes que constantemente acechan la vida de los hombres. Y si no son accidentes, es la vida que hace su curso. El hombre evita los enfrentamientos; ¿puede evitar la última hora? Evita lo que viene del exterior; ¿puede echar fuera de sí lo que nace dentro de él? A veces cualquier enfermedad le coge de repente. En fin, el hombre habrá podido ir salvando escollos toda su vida, cuando al fin le llegue la vejez, ya no hay prórroga.
Pertenece a Dios saber cuando vendrá el fin del mundo: sea cuando sea, ahora es el tiempo de la fe... Para cada uno de nosotros el tiempo está cerca, porque somos mortales. Caminamos entre peligros. Si fuéramos de cristal, temeríamos menos. ¿Hay algo más frágil que un recipiente de cristal? Sin embargo lo conservamos y dura siglos, tememos que caiga, pero no la vejez ni la fiebre. Somos, pues, más frágiles y más débiles, y esta fragilidad cada día nos hace temer todo los accidentes que constantemente acechan la vida de los hombres. Y si no son accidentes, es la vida que hace su curso. El hombre evita los enfrentamientos; ¿puede evitar la última hora? Evita lo que viene del exterior; ¿puede echar fuera de sí lo que nace dentro de él? A veces cualquier enfermedad le coge de repente. En fin, el hombre habrá podido ir salvando escollos toda su vida, cuando al fin le llegue la vejez, ya no hay prórroga.
Santa María Salomé
Santa María Salomé
Santa María Salomé, esposa del Zebedeo, madre de Santiago y Juan, apóstoles preferidos de Jesús, fue también del grupo de amigos del maestro.
Le pidió a Jesús los primeros puestos en el reino para sus hijos, aprendió del propio Cristo lecciones de humildad y servicio evangélico hasta la muerte; estuvo al pie de la Cruz y se afanó con cariño en el entierro de Jesús y en el cuidado de su sepulcro.
Fue una de las mujeres testigo de la resurrección de Cristo y se encuentra entre los que oran juntos en el Cenáculo con la Virgen y los apóstoles en el nacimiento de la Iglesia.
Concédenos, Señor, un conocimiento profundo y un amor intenso a tu santo nombre, semejantes a los que diste a Santa María Salomé, para que así, sirviéndote con sinceridad y lealtad, a ejemplo suyo también nosotros te agrademos con nuestra fe y con nuestras obras. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo.
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