EVANGELIO DEL DÍA: 21/09/2010
¿ Señor, a quién iremos?. Tú tienes palabras de vida eterna. Jn 6, 68
San Mateo, apóstol y evangelista - Fiesta
Carta de San Pablo a los Efesios 4,1-7.11-13.
Yo, que estoy preso por el Señor, los exhorto a comportarse de una manera digna de la vocación que han recibido.
Con mucha humildad, mansedumbre y paciencia, sopórtense mutuamente por amor.
Traten de conservar la unidad del Espíritu mediante el vínculo de la paz.
Hay un solo Cuerpo y un solo Espíritu, así como hay una misma esperanza, a la que ustedes han sido llamados, de acuerdo con la vocación recibida.
hay un solo Señor, una sola fe, un solo bautismo.
Hay un solo Dios y Padre de todos, que está sobre todos, lo penetra todo y está en todos.
Sin embargo, cada uno de nosotros ha recibido su propio don, en la medida que Cristo los ha distribuido.
El comunicó a unos el don de ser apóstoles, a otros profetas, a otros predicadores del Evangelio, a otros pastores o maestros.
Así organizó a los santos para la obra del ministerio, en orden a la edificación del Cuerpo de Cristo,
hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, al estado de hombre perfecto y a la madurez que corresponde a la plenitud de Cristo.
Salmo 19(18),2-3.4-5.
El cielo proclama la gloria de Dios y el firmamento anuncia la obra de sus manos;
un día transmite al otro este mensaje y las noches se van dando la noticia.
Sin hablar, sin pronunciar palabras, sin que se escuche su voz,
resuena su eco por toda la tierra y su lenguaje, hasta los confines del mundo. Allí puso una carpa para el sol,
Evangelio según San Mateo 9,9-13.
Al irse de allí, Jesús vio a un hombre llamado Mateo, que estaba sentado a la mesa de recaudación de impuestos, y le dijo: "Sígueme". El se levantó y lo siguió.
Mientras Jesús estaba comiendo en la casa, acudieron muchos publicanos y pecadores, y se sentaron a comer con él y sus discípulos.
Al ver esto, los fariseos dijeron a los discípulos: "¿Por qué su Maestro come con publicanos y pecadores?".
Jesús, que había oído, respondió: "No son los sanos los que tienen necesidad del médico, sino los enfermos.
Vayan y aprendan qué significa: Yo quiero misericordia y no sacrificios. Porque yo no he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores".
Yo, que estoy preso por el Señor, los exhorto a comportarse de una manera digna de la vocación que han recibido.
Con mucha humildad, mansedumbre y paciencia, sopórtense mutuamente por amor.
Traten de conservar la unidad del Espíritu mediante el vínculo de la paz.
Hay un solo Cuerpo y un solo Espíritu, así como hay una misma esperanza, a la que ustedes han sido llamados, de acuerdo con la vocación recibida.
hay un solo Señor, una sola fe, un solo bautismo.
Hay un solo Dios y Padre de todos, que está sobre todos, lo penetra todo y está en todos.
Sin embargo, cada uno de nosotros ha recibido su propio don, en la medida que Cristo los ha distribuido.
El comunicó a unos el don de ser apóstoles, a otros profetas, a otros predicadores del Evangelio, a otros pastores o maestros.
Así organizó a los santos para la obra del ministerio, en orden a la edificación del Cuerpo de Cristo,
hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, al estado de hombre perfecto y a la madurez que corresponde a la plenitud de Cristo.
Salmo 19(18),2-3.4-5.
El cielo proclama la gloria de Dios y el firmamento anuncia la obra de sus manos;
un día transmite al otro este mensaje y las noches se van dando la noticia.
Sin hablar, sin pronunciar palabras, sin que se escuche su voz,
resuena su eco por toda la tierra y su lenguaje, hasta los confines del mundo. Allí puso una carpa para el sol,
Evangelio según San Mateo 9,9-13.
Al irse de allí, Jesús vio a un hombre llamado Mateo, que estaba sentado a la mesa de recaudación de impuestos, y le dijo: "Sígueme". El se levantó y lo siguió.
Mientras Jesús estaba comiendo en la casa, acudieron muchos publicanos y pecadores, y se sentaron a comer con él y sus discípulos.
Al ver esto, los fariseos dijeron a los discípulos: "¿Por qué su Maestro come con publicanos y pecadores?".
Jesús, que había oído, respondió: "No son los sanos los que tienen necesidad del médico, sino los enfermos.
Vayan y aprendan qué significa: Yo quiero misericordia y no sacrificios. Porque yo no he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores".
Fiesta : Mt 9,9-13
San Ireneo de Lión (hacia 130-hacia 208), obispo, teólogo y mártir
Contra las herejías, III, 11,8; 9,1
Una de las primeras atestaciones históricas de los evangelistas
Los apóstoles, que poseían todos de manera igual y cada uno en particular, la Buena Noticia de Dios, se fueron hasta los confines de la tierra proclamando la buena noticia de los bienes que Dios nos envía y anunciando a los hombres la paz del cielo (Lc 2,14). Precisamente Mateo, hizo aparecer en su propia lengua, una forma escrita de evangelio dirigida a los Hebreos, justamente cuando Pedro y Pablo evangelizaban Roma y fundaban allí la Iglesia. Después de su muerte, Marcos, el discípulo e intérprete de Pedro (1P 5,13), también por escrito nos transmitió la predicación de Pedro. E igualmente Lucas, el compañero de Pablo, consignó en un libro el evangelio que éste predicaba. Mas adelante Juan, el discípulo del Señor, el que reclinó su cabeza sobre su pecho (Jn 13,25), publicó también, durante su estancia en Éfeso, el evangelio.
En su evangelio, Mateo nos narra la generación de Cristo como hombre: «Genealogía de Jesucristo, hijo de David, hijo de Abrahán: el nacimiento de Jesucristo fue de esta manera» (Mt 1,1-18). Este evangelio presenta pues a Cristo bajo su forma humana; por eso en él Cristo se presenta siempre con sentimientos de humildad y siempre como hombre benigno... El apóstol Mateo sólo conoce a un único y mismo Dios que prometió a Abrahán que multiplicaría su descendencia como las estrellas del cielo (Gn 15,5) y que a través de su Hijo, Jesucristo, nos llama a pasar del culto a las piedras a su conocimiento (Mt 3,9), de manera que «el que no era un pueblo pasa a ser su pueblo, y la que no era amada se convierte en la amada» (Os 2,25 ; Rm 9,25).
En su evangelio, Mateo nos narra la generación de Cristo como hombre: «Genealogía de Jesucristo, hijo de David, hijo de Abrahán: el nacimiento de Jesucristo fue de esta manera» (Mt 1,1-18). Este evangelio presenta pues a Cristo bajo su forma humana; por eso en él Cristo se presenta siempre con sentimientos de humildad y siempre como hombre benigno... El apóstol Mateo sólo conoce a un único y mismo Dios que prometió a Abrahán que multiplicaría su descendencia como las estrellas del cielo (Gn 15,5) y que a través de su Hijo, Jesucristo, nos llama a pasar del culto a las piedras a su conocimiento (Mt 3,9), de manera que «el que no era un pueblo pasa a ser su pueblo, y la que no era amada se convierte en la amada» (Os 2,25 ; Rm 9,25).
San Mateo
San Mateo
San Mateo (Apóstol y Evangelista).Se llamaba también Leví, y era hijo de Alfeo. Su oficio era el de recaudador de impuestos, un cargo muy odiado por los judíos, porque esos impuestos se recolectaban para una nación extranjera. Los publicanos o recaudadores de impuestos se enriquecían fácilmente.
Y quizás a Mateo le atraía la idea de hacerse rico prontamente, pero una vez que se encontró con Jesucristo ya dejó para siempre su ambición de dinero y se dedicó por completo a buscar la salvación de las almas y el Reino de Dios. Como ejercía su oficio en Cafarnaum, y en esa ciudad pasaba Jesús muchos días y obraba milagros maravillosos, ya seguramente Mateo lo había escuchado varias veces y le había impresionado el modo de ser y de hablar de este Maestro formidable.
Y un día, estando él en su oficina de cobranzas, quizás pensando acerca de lo que debería hacer en el futuro, vio aparecer frente a él nada menos que al Divino Maestro el cual le hizo una propuesta totalmente inesperada: "Ven y sígueme". Mateo aceptó sin más la invitación de Jesús y renunciando a su empleo tan productivo, se fue con El, no ya a ganar dinero, sino almas. No ya a conseguir altos empleos en la tierra, sino un puesto de primera clase en el cielo.
San Jerónimo dice que la llamada de Jesús a Mateo es una lección para que todos los pecadores del mundo sepan que, sea cual fuere la vida que han llevado hasta el momento, en cualquier día y en cualquier hora pueden dedicarse a servir a Cristo, y El los acepta con gusto. Mateo dispuso despedirse de su vida de empleado público dando un gran almuerzo a todos sus amigos, y el invitado de honor era nada menos que Jesús. Y con Él, sus apóstoles.
Y como allí se reunió la flor y nata de los pecadores y publicanos, los fariseos se escandalizaron horriblemente y llamaron a varios de los apóstoles para protestarles por semejante actuación de su jefe. "¿Cómo es que su maestro se atreve a comer con publicanos y pecadores?".
Jesús respondió a estas protestas de los fariseos con una noticia que a todos nos debe llenar de alegría: "No necesitan médico los que están sanos, sino los que están enfermos. Yo no he venido a buscar santos sino pecadores. Y a salvar lo que estaba perdido". Probablemente mientras decía estas bellas palabras estaba pensando en varios de nosotros. Desde entonces Mateo va siempre al lado de Jesús. Presencia sus milagros, oye sus sabios sermones y le colabora predicando y catequizando por los pueblos y organizando las multitudes cuando siguen ansiosas de oír al gran profeta de Nazaret.
Jesús lo nombra como uno de sus 12 preferidos, a los cuales llamó apóstoles (o enviados, o embajadores) y en Pentecostés recibe el Espíritu Santo en forma de lenguas de fuego. Los judíos le dieron 39 azotes por predicar que Jesús sí había resucitado (y lo mismo hicieron con los otros apóstoles) y cuando estalló la terrible persecución contra los cristianos en Jerusalén, Mateo se fue al extranjero a evangelizar, y dicen que predicó en Etiopía y que allá murió martirizado.
En todo el mundo es conocido este santo, y lo será por siempre, a causa del maravilloso librito que él escribió: "El evangelio según San Mateo". Este corto escrito de sólo 28 capítulos y 50 páginas, ha sido la delicia de predicadores y catequistas durante 20 siglos en todos los continentes. San Mateo en su evangelio (palabra que significa: "Buenas Noticias") copia sermones muy famosos de Jesús, como por ej. El Sermón de la Montaña (el sermón más bello pronunciado en esta tierra), el sermón de las Parábolas, y el que les dijo a sus apóstoles cuando los iba mandar a su primera predicación. Narra milagros muy interesantes, y describe de manera impresionante la Pasión y Muerte de Jesús. Termina contando su resurrección gloriosa.
El fin del evangelio de San Mateo es probar que Jesucristo sí es el Mesías o Salvador anunciado por los profetas y por el Antiguo Testamento. Este evangelio fue escrito especialmente para los judíos que se convertían al cristianismo, y por eso fue redactado en el idioma de ellos, el arameo. Quizás no haya en el mundo otro libro que haya convertido más pecadores y que haya entusiasmado a más personas por Jesucristo y su doctrina, que el evangelio según San Mateo.
No dejemos de leerlo y meditarlo. A cada uno de los 4 evangelistas se les representa por medio de uno de los 4 seres vivientes que, según el profeta, acompañan al Hijo del hombre (un león: el valor. El toro: la fuerza. El águila: los altos vuelos. Y el hombre: la inteligencia).
A San Marcos se le representa con un león. A San Lucas con un toro (porque empieza su evangelio narrando el sacrifico de una res que estaban ofreciendo en el templo). A San Juan por medio del águila, porque este evangelio es el que más alto se ha elevado en sus pensamientos y escritos. Y a San Mateo lo pintan teniendo al lado a un ángel en forma de hombre, porque su evangelio comienza haciendo la lista de los antepasados de Jesús como hombre, y narrando la aparición de un ángel a San José.
Vosotros, que escuchasteis la llamada
De viva voz que Cristo os dirigía,
Abrid nuestro vivir y nuestra alma
Al mensaje de amor que él nos envía.
Vosotros, que invitados al banquete
Gustasteis el sabor del nuevo vino,
Llenad el vaso, del amor que ofrece,
Al sediento de Dios en su camino.
Vosotros, que tuvisteis tan gran suerte
De verle dar a muertos nueva vida,
No dejéis que el pecado y que la muerte
Nos priven de la vida recibida.
Vosotros, que lo visteis ya glorioso,
Vosotros, que lo visteis ya glorioso,
Hecho Señor de gloria sempiterna,
Haced que nuestro amor conozca el gozo
De vivir junto a él la vida eterna. Amén
Dios nuestro, que, en tu inefable misericordia, elegiste a San Mateo, para transformarlo de recaudador de impuestos en un apóstol, haz que también nosotros, imitando su ejemplo y apoyados por su intercesión, te sigamos con fidelidad, cualesquiera que sean las circunstancias de nuestra vida. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo.
Himno ( II vísperas )
¡Columnas de la Iglesia, piedras vivas!
¡Apóstoles de Dios, grito del Verbo!
Benditos vuestros pies, porque han llegado
Para anunciar la paz del mundo entero.
De pie en la encrucijada de la vida,
Del hombre peregrino y de los pueblos,
Lleváis agua de Dios a los cansados,
Hambre de Dios lleváis a los hambrientos.
De puerta en puerta va vuestro mensaje,
Que es verdad y es amor y es Evangelio.
No temáis, pecadores, que sus manos
Son caricias de paz y de consuelo.
Gracias, Señor, que el pan de tu palabra
Nos llega por tu amor, pan verdadero;
Gracias, Señor, que el pan de vida nueva
Nos llega por tu amor, partido y tierno. Amén
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