EVANGELIO DEL DÍA

jueves, 30 de septiembre de 2010

«Escucha mi pueblo...; voy a dar testimonio contra ti, yo, Dios, tu Dios» (Sl 49,7)

EVANGELIO DEL DÍA: 01/10/2010
¿ Señor, a quién iremos?. Tú tienes palabras de vida eterna. Jn 6, 68


Viernes de la XXVI Semana del Tiempo Ordinario


Libro de Job 38,1.12-21.40,3-5.
El Señor respondió a Job desde la tempestad, diciendo:
¿Has mandado una vez en tu vida a la mañana, le has indicado su puesto a la aurora,
para que tome a la tierra por los bordes y sean sacudidos de ella los malvados?
Ella adquiere forma como la arcilla bajo el sello y se tiñe lo mismo que un vestido:
entonces, a los malvados se los priva de su luz y se quiebra el brazo que se alzaba.
¿Has penetrado hasta las fuentes del mar y has caminado por el fondo del océano?
¿Se te han abierto las Puertas de la Muerte y has visto las Puertas de la Sombra?
¿Abarcas con tu inteligencia la extensión de la tierra? Indícalo, si es que sabes todo esto.
¿Por dónde se va adonde habita la luz y dónde está la morada de las tinieblas,
para que puedas guiarla hasta su dominio y mostrarle el camino de su casa?
¡Seguro que lo sabes, porque ya habías nacido y es muy grande el número de tus días!
Y Job respondió al Señor:
¡Soy tan poca cosa! ¿Qué puedo responderte? Me taparé la boca con la mano.
Hablé una vez, y no lo voy a repetir; una segunda vez, y ya no insistiré.

Salmo 139(138),1-3.7-8.9-10.13-14.
Del maestro de coro. De David. Salmo. Señor, tú me sondeas y me conoces
tú sabes si me siento o me levanto; de lejos percibes lo que pienso,
te das cuenta si camino o si descanso, y todos mis pasos te son familiares.
¿A dónde iré para estar lejos de tu espíritu? ¿A dónde huiré de tu presencia?
Si subo al cielo, allí estás tú; si me tiendo en el Abismo, estás presente.
Si tomara las alas de la aurora y fuera a habitar en los confines del mar,
también allí me llevaría tu mano y me sostendría tu derecha.
Tú creaste mis entrañas, me plasmaste en el seno de mi madre:
te doy gracias porque fui formado de manera tan admirable. ¡Qué maravillosas son tus obras! Tú conocías hasta el fondo de mi alma

Evangelio según San Lucas 10,13-16.
¡Ay de ti, Corozaín! ¡Ay de ti, Betsaida! Porque si en Tiro y en Sidón se hubieran hecho los milagros realizados entre ustedes, hace tiempo que se habrían convertido, poniéndose cilicio y sentándose sobre ceniza.
Por eso Tiro y Sidón, en el día del Juicio, serán tratadas menos rigurosamente que ustedes.
Y tú, Cafarnaún, ¿acaso crees que serás elevada hasta el cielo? No, serás precipitada hasta el infierno.
El que los escucha a ustedes, me escucha a mí; el que los rechaza a ustedes, me rechaza a mí; y el que me rechaza, rechaza a aquel que me envió". 
Lc 10,13-16
Leer el comentario del Evangelio por 
Clemente de Alejandría  (150-hacia 215), teólogo
Protréptico, 9; PG 8, 195-201  
«Escucha mi pueblo...; voy a  dar testimonio contra ti, yo, Dios, tu Dios» (Sl 49,7)
     «Ojala escuchéis hoy su voz: 'No endurezcáis vuestro corazón como en los días del desierto: cuando vuestros padres me pusieron a prueba... por eso he jurado en mi cólera: No entrarán en mi descanso'». (Sl 94, 7-11). La gracia de la promesa de Dios es abundante si hoy escuchamos su voz, porque este hoy se extiende a cada nuevo día durante todo el tiempo, por largo que sea, en que digamos «hoy». Este hoy, lo mismo que la posibilidad de conocer, dura hasta el final de los tiempos. En aquel día el verdadero 'hoy', el día sin fin de Dios, se confundirá con la eternidad. Obedezcamos, pues, siempre, a la voz del Verbo divino, la Palabra de Dios hecha carne, porque el hoy de siempre es imagen de la eternidad y el día es símbolo de la luz; ahora bien, el Verbo es, para los hombres, la luz (Jn 1,9) en la cual vemos a Dios.

     Es, pues, natural que sobreabunde la gracia para los que han creído y obedecido, pero es natural que Dios esté irritado contra los que han sido incrédulos..., que no han reconocido los caminos del Señor..., y  los amenace... Así ocurrió a los hebreos que se equivocaron en el desierto: no entraron en el lugar de descanso por haber sido incrédulos...

     El Señor, porque ama a los hombres, invita a todos «al conocimiento de la verdad» (1Tm 2,4), y les envía el Espíritu Santo, el Paráclito... Escuchad, pues, los que estáis lejos y los que estáis cerca (Ef 2,17). El Verbo no se esconde a nadie. Él es nuestra luz común, brilla para todos los hombres. Apresurémonos, pues, hacia la salvación, hacia el nuevo nacimiento. Apresurémonos, pues, a encontrarnos en gran número en un solo rebaño, en la unidad del amor. Y esa multitud de voces..., obedientes a un solo señor, el Verbo, encontrará su descanso en la misma Verdad y podrá decir «Abba, Padre» (Rm 8,15).



viernes 01 Octubre 2010

Santa Teresa del Niño Jesús



Santa Teresa del Niño Jesús

SANTA TERESA DEL NIÑO JESÚS 1873-1897
La santa más popular de los tiempos modernos y también la menos vistosa; arropada incluso por una piedad llena de bonísimas intenciones, la fuerza interior de esta alma ha impresionado a los contemporáneos.

Sólo la fuerza interior, porque de puertas para afuera, una más en el Carmelo normando de Lisieux: callada, obediente, gris, débil de cuerpo, , que ni siquiera gozaba de buena reputación entre sus compañeras y sus superiores.

Nunca hizo nada extraordinario, nunca se movió de su sitio, un convento cualquiera en un rincón de provincias; las estadísticas se estrellan en su figura, aquí no hay nada que contar, nada periodístico, llamativo, brillante.

Se limitó a seguir lo que ella llamaba el caminito, «la petite voie».
Adorar, rezar, sufrir, trabajar, obedecer, encomendar. Su reino pertenece a lo invisible, a lo sobrenatural, y murió ignorada de todos.

La gran santa de los últimos siglos vivió de espaldas al relumbrón de la modernidad, conjurando con su entrega silenciosa el estruendo diabólico que nos rodea.

Sólo después de su muerte su libro, Historia de un alma, y sus milagros la hicieron famosa, y la Iglesia la ha hecho patrona de las misiones.

Asombroso patronazgo suyo, al menos a primera vista; la pobre monjita de Lisieux patrona de la actividad misionera, motor de la evangelización, ella, de horizontes humanos tan cortos, sin medios, sin dinero, sin salud. Sólo poniéndose en manos de Dios para todo y no conformándose con menos.

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SANTA TERESA DE JESUS JONET, Virgen Fundadora del Instituto de las Pequeñas Hermanas de los Ancianos Abandonados.

Santa Teresa nació el 9 de enero de 1843, en Lérida, Cataluña. Deseaba ingresar en la vida religiosa y solicitó su admisión con las clarisas de Briviesca, cerca de Burgos, pero no pudo profesar a causa de la legislación en vigor. Se dedicó entonces a la enseñanza y se hizo terciaria carmelita.

En 1872, fundó la primera casa en Barbastro, destinada a recoger ancianos sin familia y sin medios de subsistencia. El 27 de enero de 1873, tomó el hábito y fue nombrada superiora.

Para poder recibir a más ancianos, compró el antiguo convento de los agustinos. Esta casa se convirtió más tarde, en la casa madre de la congregación de las Pequeñas Hermanas de los Ancianos Abandonados. Fue aprobada por la Santa Sede en 1887, y hasta ese año contaba ya con 58 filiales.

Santa Teresa aprendió con las terciarias carmelitas la devoción a la Santísima Virgen y con las clarisas el amor a los pobres; en los ejercicios de San Ignacio, el ardiente deseo de identificar constantemente sus sentimientos a la voluntad divina.

La santa solía decir: "No hay nada pequeño cuando se trata de la gloria de Dios".
Murió el 26 de agosto de 1897. Pío XII la beatificó el 27 de abril de 1958.





Himno

Nos apremia el amor, vírgenes santas,
Vosotras, que seguisteis su camino,
Guiadnos por las sendas de las almas
Que hicieron de su amor amar divino.

Esperasteis en vela a vuestro Esposo
En la noche fugaz de vuestra vida,
Cuando llamó a la puerta, vuestro gozo
Fue contemplar su gloria sin medida.

Vuestra fe y vuestro amor, un fuego ardiente
Que mantuvo la llama en la tardanza,
Vuestra antorcha encendida ansiosamente
Ha colmado de luz vuestra esperanza.

Pues gozáis ya las nupcias que el Cordero
Con la Iglesia de Dios ha celebrado,
No dejéis que se apague nuestro fuego
En la pereza y el sueño del pecado.

Demos gracias a Dios y, humildemente,
Pidamos al Señor que su llamada
Nos encuentre en vigilia permanente,
Despiertos en la fe y en veste blanca.
Amén


Dios y Padre Nuestro, que abres las puertas de tu reino a los pequeños y humildes, haz que sigamos confiadamente el camino de sencillez que siguió Santa Teresa del Niño Jesús, para que, por su intercesión, también nosotros lleguemos a descubrir aquella gloria que permanece escondida a los sabios y prudentes según el mundo. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo.



Oración a Santa Teresa de Jesús Jonet

Escucha, Señor, nuestras plegarias y concede a los que celebramos la virtud de Santa Teresa de Jesús  Jonet, virgen, crecer siempre en tu amor y perseverar en él hasta el fin. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo.

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