EVANGELIO DEL DÍA

sábado, 31 de julio de 2010

Precursor en su vida y en su muerte

EVANGELIO DEL DÍA: 31/07/2010

¿ Señor, a quién iremos?. Tú tienes palabras de vida eterna. Jn 6, 68



Sábado de la XVII Semana del Tiempo Ordinario


Libro de Jeremías 26,11-16.24.
Los sacerdotes y los profetas dijeron a los jefes y a todo el pueblo: "Este hombre es reo de muerte, porque ha profetizado contra esta ciudad, como ustedes lo han escuchado con sus propios oídos".
Pero Jeremías dijo a los jefes y a todo el pueblo: "El Señor es el que me envió a profetizar contra esta Casa y contra esta ciudad todas las palabras que ustedes han oído.
Y ahora, enmienden su conducta y sus acciones, y escuchen la voz del Señor, su Dios, y el Señor se arrepentirá del mal con que los ha amenazado.
En cuanto a mí, hagan conmigo lo que les parezca bueno y justo.
Pero sepan que si ustedes me hacen morir, arrojan sangre inocente sobre ustedes mismos, sobre esta ciudad y sobre sus habitantes. Porque verdaderamente el Señor me ha enviado a ustedes para decirles todas estas palabras".
Los jefes y todo el pueblo dijeron a los sacerdotes y a los profetas: "Este hombre no es reo de muerte, porque nos ha hablado en nombre del Señor, nuestro Dios".
Sin embargo, Ajicám, hijo de Safán, protegió a Jeremías e impidió que fuera entregado en manos del pueblo para ser ejecutado.

Salmo 69(68),15-16.30-31.33-34.
Sácame del lodo para que no me hunda, líbrame de los que me odian y de las aguas profundas;
que no me arrastre la corriente, que no me trague el Abismo, que el Pozo no se cierre sobre mí.
Yo soy un pobre desdichado, Dios mío, que tu ayuda me proteja:
así alabaré con cantos el nombre de Dios, y proclamaré su grandeza dando gracias;
Que lo vean los humildes y se alegren, que vivan los que buscan al Señor:
porque el Señor escucha a los pobres y no desprecia a sus cautivos.

Evangelio según San Mateo 14,1-12.
En aquel tiempo, la fama de Jesús llegó a oídos del tetrarca Herodes,
y él dijo a sus allegados: "Este es Juan el Bautista; ha resucitado de entre los muertos, y por eso se manifiestan en él poderes milagrosos".
Herodes, en efecto, había hecho arrestar, encadenar y encarcelar a Juan, a causa de Herodías, la mujer de su hermano Felipe,
porque Juan le decía: "No te es lícito tenerla".
Herodes quería matarlo, pero tenía miedo del pueblo, que consideraba a Juan un profeta.
El día en que Herodes festejaba su cumpleaños, la hija de Herodías bailó en público, y le agradó tanto a Herodes
que prometió bajo juramento darle lo que pidiera.
Instigada por su madre, ella dijo: "Tráeme aquí sobre una bandeja la cabeza de Juan el Bautista".
El rey se entristeció, pero a causa de su juramento y por los convidados, ordenó que se la dieran
y mandó decapitar a Juan en la cárcel.
Su cabeza fue llevada sobre una bandeja y entregada a la joven, y esta la presentó a su madre.
Los discípulos de Juan recogieron el cadáver, lo sepultaron y después fueron a informar a Jesús. 
Mt 14,1-12
Leer el comentario del Evangelio por 
San Pedro Damián (1007-1072), ermitaño, después obispo, doctor de la Iglesia
Sermones 24-25
Precursor en su vida y en su muerte
     Juan fue Precursor de Cristo por su nacimiento, por su predicación, por su bautismo y por su muerte... ¿Se puede encontrar una sola virtud, un género de santidad, que el Precursor no haya tenido en su más alto grado? Entre los santos ermitaños ¿cuál se ha impuesto jamás por regla no comer otra cosa que miel silvestre o esa comida incomible: los saltamontes? Algunos renuncian al mundo y huyen de los hombres para vivir santamente, pero Juan es todavía un niño... cuando se adentra en el desierto y escoge, resueltamente, habitar en la soledad. Renuncia al derecho de sucesión del sacerdocio de su padre para poder anunciar, con toda libertad, al verdadero y soberano Sacerdote.  Los profetas han anunciado por adelantado la venida del Salvador, los apóstoles y los demás que enseñan en la Iglesia dan testimonio de que esta venida realmente tuvo lugar, pero Juan lo muestra ya presente entre los hombres. Son muchos los que han guardado virginidad y no han manchado la blancura de sus vestidos (cf Ap 14,4), pero Juan renuncia a toda compañía humana a fin de arrancar las apetencias de la carne hasta sus mismas raíces, y, lleno de fervor espiritual, habita entre las bestias salvajes.

     Juan, en el centro del coro escarlata de los mártires, incluso lo preside como maestro de todos: combatió valientemente y murió por la verdad. Llegó a ser el jefe de todos los que combaten por Cristo, y fue el primero de todos a ir a plantar en el cielo el estandarte triunfal del mártir.



sábado 31 Julio 2010

San Alfonso Rodriguez




Alonso significa: "pronto para hacer el bien"
(del germano al: el bien.  Ons: prontitud)
Religioso
(1531-1617)
En su preciosa Autobiografía escribe con sencillez y tratando de dulcificar los acíbares más amargos: «Estaba ya absorbido en los negocios, cuando Dios me mandó algunos trabajos, por medio de los cuales vine en conocimiento de mi mala vida pasada y de la miseria del mundo».
Alfonso nace en Segovia por el año 1533. Sus padres, que poseen un modesto telar, se llaman Diego Rodríguez y María Gómez. Fue el segundo de once hermanos, siete varones y cuatro hembras.
Cuando todavía era muy niño llegan por vez primera a Segovia dos padres jesuitas para ejercer el apostolado. Ellos dejaron huella en el alma de Alfonso, ya que se hospedaban en su casa y le enseñaron el catecismo. Recordará siempre con gran afecto cuántas cosas buenas le decían estos jesuitas.
Su hermano mayor y él son enviados por su padre al colegio que dirigen los jesuitas a Alcalá. Allí reciben el contratiempo de que ha muerto su padre. La madre decide que continúe estudiando el hermano mayor y que Alfonso vuelva a casa para hacerse cargo del modesto negocio de tejidos. Parece que esto no era el fuerte de Alfonso y las cosas van mal. Se casa con María Juárez y el Señor les concedió dos hijos. Los caminos del Señor no son nuestros caminos. Va a dirigir a Alfonso por otras vías. Para ello la desgracia parece que se ceba en su casa. En poco tiempo muere su esposa, su madre y uno de sus hijos. Emulando el gesto de Dña. Blanca de Castilla, dice al Señor en un arrebato de generosidad: «Señor, si mi hijo ha de ofenderte el día de mañana, llévatelo a tu gloria». Al poco tiempo muere el hijo. Ahora ha quedado solo Alfonso. Ya nada le ata a este mundo. Hace una confesión general, se retira al desierto, a la soledad, y se entrega de lleno a la oración y mortificación de su cuerpo.
El Señor comienza a regalarle con muchas gracias sobrenaturales que le acompañarán durante toda su vida. También le visita con gran afecto la Virgen María a la que ama más que a sí mismo.
Hace renuncia de sus bienes a favor de sus hermanas y marcha a Valencia para ponerse a disposición de su padre Confesor. Él quiere ingresar en la Compañía. Los superiores ven que no está preparado para escalar el sacerdocio por falta de estudios y por su edad ya madura. Pide ser admitido como Hermano Coadjutor. Titubea un día y así se lo hace saber al Padre confesor. Éste le dice: «Hermano, me temo que os perdáis, porque veo que queréis hacer vuestra propia voluntad. Esto de ir a vivir en la soledad y retiraros del mundo ¿no será que os buscáis a vos mismo y huís de la cruz que el Señor os tiene preparada?». Se postra ante su Confesor y le dice: «Padre, si esto es así, yo os prometo que renuncio de ahora para siempre a mi propia voluntad».
Por fin el 31 de enero de 1571 fue admitido a formar parte de la Compañía. El P. Provincial al aceptarlo dirá que le admite «para que sea santo y para que con sus oraciones y penitencia ayude y sirva a todos». No se equivocó el P. Antonio Cordeses. El 10 de agosto de aquel mismo año llegaba a Montesión de Palma para empezar el Noviciado. Éste será el escenario de toda su vida. Aquí emitió sus votos y aquí se desgastó día a día en el servicio del Señor y de sus hermanos. La portería será la palestra donde se santificará.
Un día subía la «cuesta del sudor». Hacía un calor canicular. Iba pensando en la belleza de la Virgen. Estaba sudando y agotado por el peso de cuanto había recogido pidiendo limosna. Se le aparece la Virgen, limpia su sudor y le pregunta si la ama. Y así tres veces. Alfonso la ama más que a sí mismo. Sirvió a los colegiales y superiores con enorme caridad. Se gastó por sus hermanos. Escribió cosas muy bellas. Gozó del amor de Jesús y de María. Expiró el 1617.

No hay comentarios: