EVANGELIO DEL DÍA

domingo, 6 de junio de 2010

« La ley se dio por Moisés, la gracia y la verdad vinieron por medio de Jesucristo» (Jn 1,17)

EVANGELIO DEL DÍA: 07/06/2010


¿ Señor, a quién iremos?. Tú tienes palabras de vida eterna. Jn 6, 68



Lunes de la X Semana del Tiempo Ordinari


Primer Libro de los Reyes 17,1-6.
Elías el tisbita, de Tisbé en Galaad, dijo a Ajab: "¡Por la vida del Señor, el Dios de Israel, a quien yo sirvo, no habrá estos años rocío ni lluvia, a menos que yo lo diga!".
La palabra del Señor le llegó en estos términos:
"Vete de aquí; encamínate hacia el Oriente y escóndete junto al torrente Querit, que está al este del Jordán.
Beberás del torrente, y yo he mandado a los cuervos que te provean allí de alimento".
El partió y obró según la palabra del Señor: fue a establecerse junto al torrente Querit, que está al este del Jordán.
Los cuervos le traían pan por la mañana y carne por la tarde, y él bebía del torrente.

Salmo 121(120),1-2.3-4.5-6.7-8.
Canto de peregrinación. Levanto mis ojos a las montañas: ¿de dónde me vendrá la ayuda?
La ayuda me viene del Señor, que hizo el cielo y la tierra.
El no dejará que resbale tu pie: ¡tu guardián no duerme!
No, no duerme ni dormita él guardián de Israel.
El Señor es tu guardián, es la sombra protectora a tu derecha:
de día, no te dañará el sol, ni la luna de noche.
El Señor te protegerá de todo mal y cuidará tu vida.
El te protegerá en la partida y el regreso, ahora y para siempre.

Evangelio según San Mateo 5,1-12.
Al ver a la multitud, Jesús subió a la montaña, se sentó, y sus discípulos se acercaron a él.
Entonces tomó la palabra y comenzó a enseñarles, diciendo:
"Felices los que tienen alma de pobres, porque a ellos les pertenece el Reino de los Cielos.
Felices los pacientes, porque recibirán la tierra en herencia.
Felices los afligidos, porque serán consolados.
Felices los que tienen hambre y sed de justicia, porque serán saciados.
Felices los misericordiosos, porque obtendrán misericordia.
Felices los que tienen el corazón puro, porque verán a Dios.
Felices los que trabajan por la paz, porque serán llamados hijos de Dios.
Felices los que son perseguidos por practicar la justicia, porque a ellos les pertenece el Reino de los Cielos.
Felices ustedes, cuando sean insultados y perseguidos, y cuando se los calumnie en toda forma a causa de mí.
Alégrense y regocíjense entonces, porque ustedes tendrán una gran recompensa en el cielo; de la misma manera persiguieron a los profetas que los precedieron. 
Mt 5,1-12
Leer el comentario del Evangelio por 
Cromacio de Aquilea (?- 407), obispo
Sermón 39; CCL 9A, 169-170
« La ley se dio por Moisés, la gracia y la verdad vinieron por medio de Jesucristo» (Jn 1,17)
     Es justo que la ley nueva se predique en una montaña, ya que la ley de Moisés fue dada en un monte. Ésta consta de diez preceptos, destinados a iluminar y reglamentar la vida presente; aquella consta de ocho bienaventuranzas, ya que conduce a sus seguidores a la vida eterna y a la patria celestial.

     «Dichosos los sufridos porque ellos heredarán la tierra». Por tanto, los sufridos han de ser de carácter tranquilo y sinceros de corazón. Que su mérito no es irrelevante lo evidencia el Señor cuando añade: «Porque ellos heredarán la tierra». Se refiere a aquella tierra de la que está escrito: «Espero gozar de la dicha del Señor en el país de la vida» (sl 26,13). Así pues, heredar esa tierra equivale a heredar la inmortalidad del cuerpo y la gloria de la resurrección eterna. Porque la mansedumbre no sabe de soberbia, ignora la jactancia, desconoce la ambición. Por eso, no sin razón exhorta en otro lugar el Señor a sus discípulos diciendo: «Aprended de mí que soy manso y humilde de corazón, y encontraréis vuestro descanso (Mt 11,29).

     «Dichosos los que lloran, porque ellos serán consolados». No los que lloran la pérdida de un ser querido, sino los que lloran los propios pecados, los que con lágrimas lavan sus delitos; y sin duda los que lamentan la iniquidad de este mundo o lloran los pecados ajenos.





lunes 07 Junio 2010

San Pedro



Santos Pedro presbítero, Walabonso, Sabiniano, Wistremundo, Habencio y Jeremías monjes, y mártires mozárabes  1

Se llaman mozárabes los cristianos que vivieron en tierra de musulmanes en España (711-1492) manteniendo su fe. En general, se puede decir que llevaron una vida muy difícil, y los que aquí enumeramos pagaron su fidelidad a Cristo con el martirio. También hoy son un modelo para el que quiera vivir al Evangelio fielmente.

El elenco de los santos mozárabes, que recoge el "Martyrologium Romanum" (Roma 2001), está compuesto en su mayoría por mártires, y por unos pocos confesores. Tenemos relatos de los martirios de la mayoría de ellos, escritos por contemporáneos, que los conocieron personalmente, y, que incluso compartieron la cárcel con ellos, y, posteriormente, padecieron el martirio2
.

Estos hombres y mujeres son mártires en el verdadero sentido de la palabra, es decir, que padecieron la muerte violenta por no renegar de su fe, y por practicar libremente el cristianismo, dando así un "testimonio" inapelable de la Resurrección de Jesucristo. Llevaron una vida santa, de oración, amor a Dios y al prójimo, sin usar la violencia, detestable para un cristiano, y recibieron la muerte que ni deseaban, ni buscaban, con una inexplicable entereza y paz del alma, haciendo el bien, y no causando el mal. Fueron, en definitiva, buenos imitadores de Jesucristo, el Dios único, que se hizo Hombre y bajó a la tierra para salvarnos.

(1) Cf.CONGREGATIO DE CULTU DIVINO ET DISCIPLINA SACRAMENTORUM "Martyrologium Romanum" (Roma 2001).
(2) SAN EULOGIO, "Memorial de los santos"; "Documento martirial"; "Apologético de los mártires"; ÁLVARO DE CÓRDOBA, "Vida de Eulogio".




Oremos

Que la poderosa intercesión de los santos mártires  Pedro, Walabonso, Sabiniano, Wistremundo, Habencio y Jeremías la valentía de aceptar la muerte por el nombre de Cristo: concede también tu fuerza a nuestra debilidad para que, a ejemplo de aquellos que no dudaron en morir por ti, nosotros sepamos también ser fuertes, confesando tu nombre con nuestras vidas. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo.


No hay comentarios: