EVANGELIO DEL DÍA: 03/05/2010
¿ Señor, a quién iremos?. Tú tienes palabras de vida eterna. Jn 6, 68
Carta I de San Pablo a los Corintios 15,1-8.
Hermanos, les recuerdo la Buena Noticia que yo les he predicado, que ustedes han recibido y a la cual permanecen fieles.
Por ella son salvados, si la conservan tal como yo se la anuncié; de lo contrario, habrán creído en vano.
Les he trasmitido en primer lugar, lo que yo mismo recibí: Cristo murió por nuestros pecados, conforme a la Escritura.
Fue sepultado y resucitó al tercer día, de acuerdo con la Escritura.
Se apareció a Pedro y después a los Doce.
Luego se apareció a más de quinientos hermanos al mismo tiempo, la mayor parte de los cuales vive aún, y algunos han muerto.
Además, se apareció a Santiago y de nuevo a todos los Apóstoles.
Por último, se me apareció también a mí, que soy como el fruto de un aborto.
Salmo 19(18),2-3.4-5.
El cielo proclama la gloria de Dios y el firmamento anuncia la obra de sus manos;
un día transmite al otro este mensaje y las noches se van dando la noticia.
Sin hablar, sin pronunciar palabras, sin que se escuche su voz,
resuena su eco por toda la tierra y su lenguaje, hasta los confines del mundo. Allí puso una carpa para el sol,
Evangelio según San Juan 14,6-14.
Jesús le respondió: "Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida. Nadie va al Padre, sino por mí.
Si ustedes me conocen, conocerán también a mi Padre. Ya desde ahora lo conocen y lo han visto".
Felipe le dijo: "Señor, muéstranos al Padre y eso nos basta".
Jesús le respondió: "Felipe, hace tanto tiempo que estoy con ustedes, ¿y todavía no me conocen? El que me ha visto, ha visto al Padre. ¿Como dices: 'Muéstranos al Padre'?
¿No crees que yo estoy en el Padre y que el Padre está en mí? Las palabras que digo no son mías: el Padre que habita en mí es el que hace las obras.
Créanme: yo estoy en el Padre y el Padre está en mí. Créanlo, al menos, por las obras.
Les aseguro que el que cree en mí hará también las obras que yo hago, y aún mayores, porque yo me voy al Padre.
Y yo haré todo lo que ustedes pidan en mi Nombre, para que el Padre sea glorificado en el Hijo.
Si ustedes me piden algo en mi Nombre, yo lo haré.
Hermanos, les recuerdo la Buena Noticia que yo les he predicado, que ustedes han recibido y a la cual permanecen fieles.
Por ella son salvados, si la conservan tal como yo se la anuncié; de lo contrario, habrán creído en vano.
Les he trasmitido en primer lugar, lo que yo mismo recibí: Cristo murió por nuestros pecados, conforme a la Escritura.
Fue sepultado y resucitó al tercer día, de acuerdo con la Escritura.
Se apareció a Pedro y después a los Doce.
Luego se apareció a más de quinientos hermanos al mismo tiempo, la mayor parte de los cuales vive aún, y algunos han muerto.
Además, se apareció a Santiago y de nuevo a todos los Apóstoles.
Por último, se me apareció también a mí, que soy como el fruto de un aborto.
Salmo 19(18),2-3.4-5.
El cielo proclama la gloria de Dios y el firmamento anuncia la obra de sus manos;
un día transmite al otro este mensaje y las noches se van dando la noticia.
Sin hablar, sin pronunciar palabras, sin que se escuche su voz,
resuena su eco por toda la tierra y su lenguaje, hasta los confines del mundo. Allí puso una carpa para el sol,
Evangelio según San Juan 14,6-14.
Jesús le respondió: "Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida. Nadie va al Padre, sino por mí.
Si ustedes me conocen, conocerán también a mi Padre. Ya desde ahora lo conocen y lo han visto".
Felipe le dijo: "Señor, muéstranos al Padre y eso nos basta".
Jesús le respondió: "Felipe, hace tanto tiempo que estoy con ustedes, ¿y todavía no me conocen? El que me ha visto, ha visto al Padre. ¿Como dices: 'Muéstranos al Padre'?
¿No crees que yo estoy en el Padre y que el Padre está en mí? Las palabras que digo no son mías: el Padre que habita en mí es el que hace las obras.
Créanme: yo estoy en el Padre y el Padre está en mí. Créanlo, al menos, por las obras.
Les aseguro que el que cree en mí hará también las obras que yo hago, y aún mayores, porque yo me voy al Padre.
Y yo haré todo lo que ustedes pidan en mi Nombre, para que el Padre sea glorificado en el Hijo.
Si ustedes me piden algo en mi Nombre, yo lo haré.
Jn 14,6-14
San Agustín, (354-430), obispo de Hipona (África del Norte) y doctor de la Iglesia
Disertación sobre los salmos: Salmo 86
San Felipe y san Jaime, apóstoles y fundamentos de la ciudad santa
«Él la ha cimentado sobre el monte santo; y el Señor prefiere las puertas de Sión» (Sl 86,1-2)... «Sois ciudadanos del pueblo de Dios y miembros de la familia de Dios. Estáis edificados sobre el cimiento de los apóstoles y profetas, y el mismo Cristo Jesús es la piedra angular» (Ef 2,19-20)... Cristo, la piedra angular, y las montañas, es decir, los apóstoles y los grandes profetas que llevan sobre sí todo el conjunto de la ciudad, forman como un edificio vivo. Este edificio vivo tiene una voz que ahora resuena en vuestros corazones. Es que Dios, hábil obrero, se sirve de mis palabras para empujaros a ocupar un lugar en esta construcción: así como tantas piedras talladas igual por los cuatro costados...
Fijaos en la forma de una piedra perfectamente cuadrada: es como la imagen de un cristiano. Un cristiano, sea cual sea la tentación que sufre, no cae; puede sentirse empujado violentamente, en cierta manera trastornado, pero no cae. Porque de cualquier lado que hagáis girar una piedra cuadrada, permanece siempre de pié... Sed, pues, semejantes a las piedras cuadradas, y preparados para todos los choques; y sea cual sea la fuerza que os empuje, que no pueda haceros perder el equilibrio...
Vosotros os levantaréis para tener vuestro lugar en este edificio a través de una vida cristiana sincera, por la fe, la esperanza y la caridad. La ciudad santa la forman sus propios ciudadanos; las mismas personas son, a un mismo tiempo piedras y ciudadanos, porque estas piedras son vivas. «Vosotros, dice la Escritura, como piedras vivas entráis en la construcción del templo del Espíritu (1P 2,5)... ¿Por qué los apóstoles y profetas son los fundamentos de la ciudad? Porque su autoridad sostiene nuestra debilidad... Por ellos entramos en el Reino de Dios; son para nosotros los predicadores de la salvación. Y cuando por ellos entramos en la ciudad, entramos en ella a través de Cristo –porque él mismo es la puerta (Jn 10,9).
Fijaos en la forma de una piedra perfectamente cuadrada: es como la imagen de un cristiano. Un cristiano, sea cual sea la tentación que sufre, no cae; puede sentirse empujado violentamente, en cierta manera trastornado, pero no cae. Porque de cualquier lado que hagáis girar una piedra cuadrada, permanece siempre de pié... Sed, pues, semejantes a las piedras cuadradas, y preparados para todos los choques; y sea cual sea la fuerza que os empuje, que no pueda haceros perder el equilibrio...
Vosotros os levantaréis para tener vuestro lugar en este edificio a través de una vida cristiana sincera, por la fe, la esperanza y la caridad. La ciudad santa la forman sus propios ciudadanos; las mismas personas son, a un mismo tiempo piedras y ciudadanos, porque estas piedras son vivas. «Vosotros, dice la Escritura, como piedras vivas entráis en la construcción del templo del Espíritu (1P 2,5)... ¿Por qué los apóstoles y profetas son los fundamentos de la ciudad? Porque su autoridad sostiene nuestra debilidad... Por ellos entramos en el Reino de Dios; son para nosotros los predicadores de la salvación. Y cuando por ellos entramos en la ciudad, entramos en ella a través de Cristo –porque él mismo es la puerta (Jn 10,9).
San Santiago MenorSantiago hijo de Alfeo" (Mc. 10, 3 y paralelos; Hech. 1, 13) que aparece en noveno lugar en todas las listas de los Doce, es apodado "Santiago el Menor" (Mc. 15, 40) -probablemente porque era de baja estatura-, para distinguirlo del otro Santiago, el hijo de Zebedeo y hermano de Juan. La tradición cristiana siempre lo ha identificado con el "hermano del Señor" (Mc. 6, 3) que se entrevistó con Pablo (Gal. 1, 19); con el Santiago mencionado en la misma Carta a los Gálatas como una de las "columnas de la Iglesia" (Gal. 2, 9); con aquél que toma la palabra durante el "concilio" de Jerusalén (Hech. 15, 13ss), obviamente un líder de la comunidad, al que Pedro había mandado anunciar su liberación (cfr. Hech. 12, 17); con quien quedó a cargo de la Iglesia de dicha ciudad cuando la dispersión de los apóstoles por el mundo y fue su primer Obispo; con aquél Santiago a quien -según cuenta Pablo- se apareció el Señor Resucitado (1 Cor. 15, 7); y con el autor de la Carta de Santiago. Esta identificación ha quedado consagrada en la Liturgia de su fiesta, ya que la referencia de la Primera Carta a los Corintios que acabamos de mencionar, forma parte de la Primera Lectura de su fiesta, el 3 de mayo. Además, el Himno del Oficio de Lectura de ese día llama a Santiago "hermano del Señor y columna de la Iglesia" y lo invoca diciendo "Tú eres el primero en presidir la comunidad ilustre de Jerusalén y, por medio de tu Epístola, nos instruyes en la Palabra de salvación". A estos datos bíblicos se suman otros de carácter legendario para definir sus atributos iconográficos. Como era "hermano" del Señor, es decir, primo o pariente cercano, se lo representa con rasgos parecidos a los de Cristo (según algunos autores, se le parecía tanto que ese fue el motivo de que Judas tuviera que darle un beso al verdadero Jesús para que sus perseguidores atraparan a la persona correcta). Otra tradición se refiere a su muerte. Cuando estaba predicando el Evangelio cerca del Templo de Jerusalén, es arrojado de allí (o desde el pináculo del Templo) por orden del sumo sacerdote. Santiago sobrevive, pero es lapidado y rematado por un batanero, que le aplasta el cráneo de un mazazo. Este episodio le vale su principal atributo, que es una maza de batanero. También se lo suele representa junto a Felipe, cuya fiesta comparte. Se lo representa en ocasiones con un libro, a causa de ser autor de una Epístola canónica; también con ornamentos episcopales, por considerárselo primer Obispo de Jerusalén. Su caída delante del Templo de Jerusalén es otro tema preferido de los iconógrafos. Cristo ha constituido a unos apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas; a otros, pastores y doctores, para el perfeccionamiento de los fieles, en función de su ministerio, y para la edificación del cuerpo de Cristo; hasta que lleguemos todos a la unidad en la fe y en el conocimiento del Hijo de Dios, al hombre perfecto, a la medida de Cristo en su plenitud. Ef 4, 11-13 Calendario de Fiestas Marianas: Nuestra Señora de Jasna Gora, Polonia. |
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