EVANGELIO DEL DÍA: 26/03/2010
¿Señor, a quién iremos?. Tú tienes palabras de vida eterna. Jn 6, 68
Viernes de la V Semana de Cuaresma
Libro de Jeremías 20,10-13.
Oía los rumores de la gente: "¡Terror por todas partes! ¡Denúncienlo! ¡Sí, lo denunciaremos!". Hasta mis amigos más íntimos acechaban mi caída: "Tal vez se lo pueda seducir; prevaleceremos sobre él y nos tomaremos nuestra venganza".
Pero el Señor está conmigo como un guerrero temible: por eso mis perseguidores tropezarán y no podrán prevalecer; se avergonzarán de su fracaso, será una confusión eterna, inolvidable.
Señor de los ejércitos, que examinas al justo, que ves las entrañas y el corazón, ¡que yo vea tu venganza sobre ellos!, porque a ti he encomendado mi causa.
¡Canten al Señor, alaben al Señor, porque él libró la vida del indigente del poder de los malhechores!
Salmo 18(17),2-7.
Dijo: Yo te amo, Señor, mi fuerza,
Señor, mi Roca, mi fortaleza y mi libertador, mi Dios, el peñasco en que me refugio, mi escudo, mi fuerza salvadora, mi baluarte.
Invoqué al Señor, que es digno de alabanza y quedé a salvo de mis enemigos.
Las olas de la Muerte me envolvieron, me aterraron los torrentes devastadores,
me cercaron los lazos del Abismo, las redes de la Muerte llegaron hasta mí.
Pero en mi angustia invoqué al Señor, grité a mi Dios pidiendo auxilio, y él escuchó mi voz desde su Templo, mi grito llegó hasta sus oídos.
Evangelio según San Juan 10,31-42.
Los judíos tomaron piedras para apedrearlo.
Entonces Jesús dijo: "Les hice ver muchas obras buenas que vienen del Padre; ¿Por cuál de ellas me quieren apedrear?".
Los judíos le respondieron: "No queremos apedrearte por ninguna obra buena, sino porque blasfemas, ya que, siendo hombre, te haces Dios".
Jesús les respondió: "¿No está escrito en la Ley: Yo dije: Ustedes son dioses?
Si la Ley llama dioses a los que Dios dirigió su Palabra -y la Escritura no puede ser anulada-
¿Cómo dicen: 'Tú blasfemas', a quien el Padre santificó y envió al mundo, porque dijo: "Yo soy Hijo de Dios"?
Si no hago las obras de mi Padre, no me crean;
pero si las hago, crean en las obras, aunque no me crean a mí. Así reconocerán y sabrán que el Padre está en mí y yo en el Padre".
Ellos intentaron nuevamente detenerlo, pero él se les escapó de las manos.
Jesús volvió a ir al otro lado del Jordán, al lugar donde Juan había bautizado, y se quedó allí.
Muchos fueron a verlo, y la gente decía: "Juan no ha hecho ningún signo, pero todo lo que dijo de este hombre era verdad".
Y en ese lugar muchos creyeron en él.
Oía los rumores de la gente: "¡Terror por todas partes! ¡Denúncienlo! ¡Sí, lo denunciaremos!". Hasta mis amigos más íntimos acechaban mi caída: "Tal vez se lo pueda seducir; prevaleceremos sobre él y nos tomaremos nuestra venganza".
Pero el Señor está conmigo como un guerrero temible: por eso mis perseguidores tropezarán y no podrán prevalecer; se avergonzarán de su fracaso, será una confusión eterna, inolvidable.
Señor de los ejércitos, que examinas al justo, que ves las entrañas y el corazón, ¡que yo vea tu venganza sobre ellos!, porque a ti he encomendado mi causa.
¡Canten al Señor, alaben al Señor, porque él libró la vida del indigente del poder de los malhechores!
Salmo 18(17),2-7.
Dijo: Yo te amo, Señor, mi fuerza,
Señor, mi Roca, mi fortaleza y mi libertador, mi Dios, el peñasco en que me refugio, mi escudo, mi fuerza salvadora, mi baluarte.
Invoqué al Señor, que es digno de alabanza y quedé a salvo de mis enemigos.
Las olas de la Muerte me envolvieron, me aterraron los torrentes devastadores,
me cercaron los lazos del Abismo, las redes de la Muerte llegaron hasta mí.
Pero en mi angustia invoqué al Señor, grité a mi Dios pidiendo auxilio, y él escuchó mi voz desde su Templo, mi grito llegó hasta sus oídos.
Evangelio según San Juan 10,31-42.
Los judíos tomaron piedras para apedrearlo.
Entonces Jesús dijo: "Les hice ver muchas obras buenas que vienen del Padre; ¿Por cuál de ellas me quieren apedrear?".
Los judíos le respondieron: "No queremos apedrearte por ninguna obra buena, sino porque blasfemas, ya que, siendo hombre, te haces Dios".
Jesús les respondió: "¿No está escrito en la Ley: Yo dije: Ustedes son dioses?
Si la Ley llama dioses a los que Dios dirigió su Palabra -y la Escritura no puede ser anulada-
¿Cómo dicen: 'Tú blasfemas', a quien el Padre santificó y envió al mundo, porque dijo: "Yo soy Hijo de Dios"?
Si no hago las obras de mi Padre, no me crean;
pero si las hago, crean en las obras, aunque no me crean a mí. Así reconocerán y sabrán que el Padre está en mí y yo en el Padre".
Ellos intentaron nuevamente detenerlo, pero él se les escapó de las manos.
Jesús volvió a ir al otro lado del Jordán, al lugar donde Juan había bautizado, y se quedó allí.
Muchos fueron a verlo, y la gente decía: "Juan no ha hecho ningún signo, pero todo lo que dijo de este hombre era verdad".
Y en ese lugar muchos creyeron en él.
Jn 10,31-42
San Bernardo (1091-1153), monje cisterciense y doctor de la Iglesia
Sermones diversos, nº 22, 5-6
«Os he hecho ver muchas obras buenas por encargo de mi Padre: ¿por cuál de ellas me apedreáis?»
Toda tu vida la debes a Cristo Jesús, puesto que él ha dado su vida por tu vida, y ha soportado toda clase de amargos tormentos a fin de que tú no tengas que soportar tormentos eternos... ¿Qué es lo que no te parecerá dulce cuando hayas acumulado en tu corazón todas las amarguras de tu Señor?... Así como los cielos son más altos que la tierra (Is 55,9), así su vida es más alta que la nuestra y, sin embargo, ha sido entregada por nuestra vida. Así como la nada no se puede comparar a ninguna cosa, igualmente nuestra vida no tiene proporción con la suya...
Aunque le consagrara todo lo que soy, todo lo que puedo, sería como una estrella comparada con el sol, una gota de agua con un río, una piedra con una torre, un grano de arena con una montaña. No tengo sino dos cosas pequeñas, y muy pequeñas: mi cuerpo y mi alma, o mejor dicho, sólo una pequeña cosa: mi voluntad. ¿Y no la daré al que ha colmado de tantos beneficios a un ser tan pequeño como yo, a aquel que dándose enteramente, me ha rescatado totalmente? Dicho de otra forma, si conservo para mí mi voluntad ¿con qué rostro, con qué ojos, con qué espíritu, con qué conciencia iré a refugiarme junto al corazón de la misericordia de nuestro Dios? ¿Me atreveré a agujerear esta muralla tan fuerte que guarda a Israel, y hacer correr como precio de mi rescate no sólo algunas gotas, sino las oleadas de esta sangre que mana de las cinco partes de su cuerpo?
Aunque le consagrara todo lo que soy, todo lo que puedo, sería como una estrella comparada con el sol, una gota de agua con un río, una piedra con una torre, un grano de arena con una montaña. No tengo sino dos cosas pequeñas, y muy pequeñas: mi cuerpo y mi alma, o mejor dicho, sólo una pequeña cosa: mi voluntad. ¿Y no la daré al que ha colmado de tantos beneficios a un ser tan pequeño como yo, a aquel que dándose enteramente, me ha rescatado totalmente? Dicho de otra forma, si conservo para mí mi voluntad ¿con qué rostro, con qué ojos, con qué espíritu, con qué conciencia iré a refugiarme junto al corazón de la misericordia de nuestro Dios? ¿Me atreveré a agujerear esta muralla tan fuerte que guarda a Israel, y hacer correr como precio de mi rescate no sólo algunas gotas, sino las oleadas de esta sangre que mana de las cinco partes de su cuerpo?
San BraulioObispo (c.a. 590-651) Se desconoce la cuna, niñez y juventud del santo; pero consta que ya en el año 626 es obispo de Zaragoza. Participó en la corriente de pensamiento y acción isidoriana que tanto influyó en la cultura de su época y aún en tiempos posteriores. De hecho, fue discípulo de san Isidoro, obispo, escritor y doctor de la Iglesia (c. 560-636). Insistió cerca de él para que diera término a las Etimologías, la conocida y la más famosa e importante obra de san Isidoro donde se recoge el saber antiguo tomado La división de toda la obra y sus títulos se deben a san Braulio. Estuvo presente en los concilios V (636) y VI (638) de Toledo que fueron convocados para fortalecer la autoridad real y donde se resolvieron determinadas cuestiones de régimen eclesiástico y litúrgicas. En estos concilios se contribuyó a elaborar también el sistema de elección de los reyes por los obispos y magnates y llegó a ratificarse la imposibilidad de ser elegido rey alguien que no perteneciera a la nobleza goda. Se le atribuyen también a san Braulio las Actas de los mártires de Zaragoza. Ejerció el santo una notable influencia entre los reyes del tiempo intentando suavizar las leyes con espíritu cristiano y procurando potenciar la unidad del reino. Con Chindasvinto -rey que fue elegido por la nobleza al considerarlo fácilmente manipulable debido a su gran ancianidad-, cuando dicta leyes muy severas contra los magnates traidores que rompieran su juramento de lealtad al rey, llegando a decretar la deportación, la reducción a la esclavitud de sus familias y a la confiscación de sus bienes. De la misma manera, mostró también influjo decisivo cabe el rey Recesvinto, el que reprimió la rebelión del noble Troya, cuando ponía sitio a la ciudad de Zaragoza, el mismo año de la muerte de san Braulio. La fiesta de este hombre que intervino fuertemente en la vida eclesiástica, política y social de su tiempo es el 26 de Marzo ya que murió en este día del año 651. Oremos Señor, tú que colocaste a San Braulio en el número de los santos pastores y lo hiciste brillar por el ardor de la caridad y de aquella fe que vence al mundo, haz que también nosotros, por su intercesión, perseveremos firmes en la fe y arraigados en el amor y merezcamos así participar de su gloria. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo. |
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