EVANGELIO DEL DÍA

lunes, 31 de marzo de 2014

El Evangelio del Día

EVANGELIO DEL DIA

"¿Señor, a quién iremos?. Tú tienes palabras de vida eterna." Jn 6, 68


lunes 31 Marzo 2014

Lunes de la cuarta semana de Cuaresma


Santo(s) del día : San Amós (Profeta) , San Benjamin Ergol

Ver el comentario abajo, o clic en el título
Imitación de Cristo: "¿Si no veis signos, no podéis creer?"

Evangelio según San Juan 4,43-54.

Jesús partió hacia Galilea.
El mismo había declarado que un profeta no goza de prestigio en su propio pueblo.
Pero cuando llegó, los galileos lo recibieron bien, porque habían visto todo lo que había hecho en Jerusalén durante la Pascua; ellos también, en efecto, habían ido a la fiesta.
Y fue otra vez a Caná de Galilea, donde había convertido el agua en vino. Había allí un funcionario real, que tenía su hijo enfermo en Cafarnaún.
Cuando supo que Jesús había llegado de Judea y se encontraba en Galilea, fue a verlo y le suplicó que bajara a curar a su hijo moribundo.
Jesús le dijo: "Si no ven signos y prodigios, ustedes no creen".
El funcionario le respondió: "Señor, baja antes que mi hijo se muera".
"Vuelve a tu casa, tu hijo vive", le dijo Jesús. El hombre creyó en la palabra que Jesús le había dicho y se puso en camino.
Mientras descendía, le salieron al encuentro sus servidores y leanunciaron que su hijo vivía.
El les preguntó a qué hora se había sentido mejor. "Ayer, a la una de la tarde, se le fue la fiebre", le respondieron.
El padre recordó que era la misma hora en que Jesús le había dicho: "Tu hijo vive". Y entonces creyó él y toda su familia.
Este fue el segundo signo que hizo Jesús cuando volvió de Judea a Galilea.



Extraído de la Biblia: Libro del Pueblo de Dios.



Leer el comentario del Evangelio por :

Imitación de Cristo, tratado espiritual del siglo XV
IV, 18

"¿Si no veis signos, no podéis creer?"

"El que escruta la majestad de Dios, se verá abrumado por su gloria" (Pr 25,27 Vulg). Dios no ha dado al hombre la suficiente inteligencia para conocerlo todo…; lo que se te pide es una fe sólida y una vida sencilla, y no un conocimiento de todo. Si no entiendes ni comprendes las cosas más triviales ¿cómo entenderás las que están sobre la esfera de tu alcance? Sujétate a Dios y humilla tu juicio a la fe, y se te dará la luz de la ciencia, según te fuere útil y necesaria.


Algunos son gravemente tentados contra la fe en el santo sacramento; mas esto no se ha de imputar a ellos sino al enemigo. No tengas cuidado, no disputes con tus pensamientos, ni respondas a las dudas que el diablo te sugiere, sino cree en las palabras de Dios, cree a sus santos y a sus profetas, y huirá de ti el malvado enemigo. Muchas veces es muy conveniente al siervo de Dios el padecer estas tentaciones. Pues no tienta el demonio a los infieles y pecadores a quienes ya tiene seguros; sino que tienta y atormenta de diversas maneras a los fieles y devotos.


Acércate, pues, con una fe firme y sencilla, y llégate al sacramento con suma reverencia; y todo lo que no puedes entender encomiéndalo con seguridad al Dios todopoderoso. Dios no te engaña; el que se engaña es el que se cree a sí mismo con demasía. Dios anda con los sencillos, se descubre a los humildes, y "da entendimiento a los pequeños" (Sal 118, 130), alumbra a las almas puras y esconde su gracia a los curiosos y soberbios. La razón humana es flaca, y puede engañarse; mas la fe verdadera no puede ser engañada.







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domingo, 30 de marzo de 2014

El Evangelio del Día

EVANGELIO DEL DIA

"¿Señor, a quién iremos?. Tú tienes palabras de vida eterna." Jn 6, 68


domingo 30 Marzo 2014

Domingo de la cuarta semana de Cuaresma


Santo(s) del día : Santa Irene Macedonia

Ver el comentario abajo, o clic en el título
Jn 9: "Nosotros somos la arcilla, tu eres nuestro alfarero; nosotros todos somos obra de tus manos" (Is 64,7)

Evangelio según San Juan 9,1-41.

Jesús, al pasar, vio a un hombre ciego de nacimiento.
Sus discípulos le preguntaron: "Maestro, ¿quién ha pecado, él o sus padres, para que haya nacido ciego?".
"Ni él ni sus padres han pecado, respondió Jesús; nació así para que se manifiesten en él las obras de Dios.
Debemos trabajar en las obras de aquel que me envió, mientras es de día; llega la noche, cuando nadie puede trabajar.
Mientras estoy en el mundo, soy la luz del mundo".
Después que dijo esto, escupió en la tierra, hizo barro con la saliva y lo puso sobre los ojos del ciego,
diciéndole: "Ve a lavarte a la piscina de Siloé", que significa "Enviado". El ciego fue, se lavó y, al regresar, ya veía.
Los vecinos y los que antes lo habían visto mendigar, se preguntaban: "¿No es este el que se sentaba a pedir limosna?".
Unos opinaban: "Es el mismo". "No, respondían otros, es uno que se le parece". El decía: "Soy realmente yo".
Ellos le dijeron: "¿Cómo se te han abierto los ojos?".
El respondió: "Ese hombre que se llama Jesús hizo barro, lo puso sobre mis ojos y me dijo: 'Ve a lavarte a Siloé'. Yo fui, me lavé y vi".
Ellos le preguntaron: "¿Dónde está?". El respondió: "No lo sé".
El que había sido ciego fue llevado ante los fariseos.
Era sábado cuando Jesús hizo barro y le abrió los ojos.
Los fariseos, a su vez, le preguntaron cómo había llegado a ver. El les respondió: "Me puso barro sobre los ojos, me lavé y veo".
Algunos fariseos decían: "Ese hombre no viene de Dios, porque no observa el sábado". Otros replicaban: "¿Cómo un pecador puede hacer semejantes signos?". Y se produjo una división entre ellos.
Entonces dijeron nuevamente al ciego: "Y tú, ¿qué dices del que te abrió los ojos?". El hombre respondió: "Es un profeta".
Sin embargo, los judíos no querían creer que ese hombre había sido ciego y que había llegado a ver, hasta que llamaron a sus padres
y les preguntaron: "¿Es este el hijo de ustedes, el que dicen que nació ciego? ¿Cómo es que ahora ve?".
Sus padres respondieron: "Sabemos que es nuestro hijo y que nació ciego,
pero cómo es que ahora ve y quién le abrió los ojos, no lo sabemos. Pregúntenle a él: tiene edad para responder por su cuenta".
Sus padres dijeron esto por temor a los judíos, que ya se habían puesto de acuerdo para excluir de la sinagoga al que reconociera a Jesús como Mesías.
Por esta razón dijeron: "Tiene bastante edad, pregúntenle a él".
Los judíos llamaron por segunda vez al que había sido ciego y le dijeron: "Glorifica a Dios. Nosotros sabemos que ese hombre es un pecador".
"Yo no sé si es un pecador, respondió; lo que sé es que antes yo era ciego y ahora veo".
Ellos le preguntaron: "¿Qué te ha hecho? ¿Cómo te abrió los ojos?".
El les respondió: "Ya se lo dije y ustedes no me han escuchado. ¿Por qué quieren oírlo de nuevo? ¿También ustedes quieren hacerse discípulos suyos?".
Ellos lo injuriaron y le dijeron: "¡Tú serás discípulo de ese hombre; nosotros somos discípulos de Moisés!
Sabemos que Dios habló a Moisés, pero no sabemos de donde es este".
El hombre les respondió: "Esto es lo asombroso: que ustedes no sepan de dónde es, a pesar de que me ha abierto los ojos.
Sabemos que Dios no escucha a los pecadores, pero sí al que lo honra y cumple su voluntad.
Nunca se oyó decir que alguien haya abierto los ojos a un ciego de nacimiento.
Si este hombre no viniera de Dios, no podría hacer nada".
Ellos le respondieron: "Tú naciste lleno de pecado, y ¿quieres darnos lecciones?". Y lo echaron.
Jesús se enteró de que lo habían echado y, al encontrarlo, le preguntó: "¿Crees en el Hijo del hombre?".
El respondió: "¿Quién es, Señor, para que crea en él?".
Jesús le dijo: "Tú lo has visto: es el que te está hablando".
Entonces él exclamó: "Creo, Señor", y se postró ante él.
Después Jesús agregó: "He venido a este mundo para un juicio: Para que vean los que no ven y queden ciegos los que ven".
Los fariseos que estaban con él oyeron esto y le dijeron: "¿Acaso también nosotros somos ciegos?".
Jesús les respondió: "Si ustedes fueran ciegos, no tendrían pecado, pero como dicen: 'Vemos', su pecado permanece".



Extraído de la Biblia: Libro del Pueblo de Dios.



Leer el comentario del Evangelio por :

Jn 9,1-41
Una homilía escrita en África del Norte siglo V-VI atribuida a San Fulgencio (467-532) PL 65, 880

"Nosotros somos la arcilla, tu eres nuestro alfarero; nosotros todos somos obra de tus manos" (Is 64,7)

El que "ilumina a todo hombre viniendo al mundo" (Jn 1,9) es el verdadero espejo del Padre. Cristo pasa en cuanto es espejo del Padre (Hb 1,3) y deja lejos la ceguera de los ojos de los que no ven. Cristo, que viene del cielo, pasa, a fin de que toda carne le vea…; El ciego, por sí solo, no podía ver a Cristo, espejo del Padre… Cristo abrió los ojos del ciego y en Cristo vio el espejo del Padre... El primer hombre fue creado luminoso, y se encontró ciego cuando hizo caso a la serpiente: este ciego se puso en condiciones de renacer cuando creyó… El ciego de nacimiento se quedó sentado… sin reclamarle a ningún médico una pomada para curar sus ojos… El artesano del universo viene y refleja en el espejo la imagen. Ve la miseria del ciego sentado allí y pidiendo limosna. ¡Qué milagro de la fuerza de Dios! Cura lo que ve, ilumina lo que visita…

El que creó el globo terrestre, ahora abrió los globos de los ojos del ciego… El alfarero que nos hizo (Gn 2,6; Is 64,7) vio estos ojos vacíos; los tocó mezclando su saliva con tierra y aplicando este lodo, formó los ojos del ciego… El hombre está formado por arcilla, la pomada de lodo…; La materia que primero había servido para formar los ojos luego los curó. Cuál es el prodigio más grande: ¿crear el globo del sol o recrear los ojos del ciego de nacimiento? El Señor, sobre su trono, hizo brillar el sol; recorriendo las plazas públicas de la tierra, permitió al ciego ver. La luz vino sin haber sido pedida, y sin súplica el ciego fue liberado de su imperfección de nacimiento.







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sábado, 29 de marzo de 2014

Lectio Divina: 4º Domingo de Cuaresma (A) | EL SITIO WEB OFICIAL DE LOS CARMELITAS

Lectio Divina: 4º Domingo de Cuaresma (A) | EL SITIO WEB OFICIAL DE LOS CARMELITAS

LECTIO DIVINA: 4º DOMINGO DE CUARESMA (A)

Lectio: 

Domingo, 30 Marzo, 2014  

Un ciego encuentra la luz
Los ojos se abren conviviendo con Jesús
Juan 9,1-41 

1. Oración inicial

Señor Jesús, envía tu Espíritu, para que Él nos ayude a leer la Biblia en el mismo modo con el cual Tú la has leído a los discípulos en el camino de Emaús. Con la luz de la Palabra, escrita en la Biblia, Tú les ayudaste a descubrir la presencia de Dios en los acontecimientos dolorosos de tu condena y muerte. Así, la cruz, que parecía ser el final de toda esperanza, apareció para ellos como fuente de vida y resurrección.

Crea en nosotros el silencio para escuchar tu voz en la Creación y en la Escritura, en los acontecimientos y en las personas, sobre todo en los pobres y en los que sufren. Tu palabra nos oriente a fin de que también nosotros, como los discípulos de Emaús, podamos experimentar la fuerza de tu resurrección y testimoniar a los otros que Tú estás vivo en medio de nosotros como fuente de fraternidad, de justicia y de paz. Te lo pedimos a Ti, Jesús, Hijo de María, que nos has revelado al Padre y enviado tu Espíritu. Amén.

2. Lectura

a) Clave de lectura:

El texto del evangelio de este cuarto domingo de cuaresma nos invita a meditar la historia de la curación de un ciego de nacimiento. Es un texto reducido, pero muy vivo. Tenemos aquí un ejemplo concreto de cómo el Cuarto Evangelio revela el sentido profundo escondido en los hechos de la vida de Jesús. La historia de la curación del ciego nos ayuda a abrir los ojos sobre la imagen de Jesús que cada uno lleva consigo. Muchas veces, en nuestra cabeza, hay un Jesús que parece un rey glorioso, ¡distante de la vida del pueblo! En los Evangelios, Jesús aparece como un Siervo de los pobres, amigo de pecadores. La imagen del Mesías-Rey, que tenían en la mente los fariseos les impedía reconocer en Jesús el Mesías-Siervo. Durante la lectura, tratemos de prestar atención a dos cosas: (i) el modo expedito y libre con el que el ciego reacciona ante las provocaciones de las autoridades, y (ii) el modo en el que el mismo, el ciego, abre los ojos con respecto a Jesús.

b) Una división del texto para ayudarnos en la lectura:

Juan 9,1-5: La ceguera ante el mal que existe en el mundo
Juan 9,6-7: El signo del "Enviado de Dios" que provocará diversas reacciones
Juan 9,8-13: La reacción de los vecinos
Juan 9,14-17: La reacción de los fariseos
Juan 9,18-23: La reacción de los padres
Juan 9,24-34: La sentencia final de los fariseos
Juan 9,35-38: La conducta final del ciego de nacimiento
Juan 9,39-41: Una reflexión conclusiva

c) Texto:

1 Vio, al pasar, a un hombre ciego de nacimiento. 2 Y le preguntaron sus discípulos: «Rabbí, ¿quién pecó, él o sus padres, para que haya nacido ciego?» 3 Respondió Jesús: «Ni él pecó ni sus padres; es para que se manifiesten en él las obras de Dios. 4 «Tenemos que trabajar en las obras del que me ha enviado mientras es de día; llega la noche, cuando nadie puede trabajar. 5 Mientras estoy en el mundo, soy luz del mundo.»

6 Dicho esto, escupió en tierra, hizo barro con la saliva, y untó con el barro los ojos del ciego 7 y le dijo: «Vete, lávate en la piscina de Siloé» (que quiere decir Enviado). Él fue, se lavó y volvió ya viendo.

8 Los vecinos y los que solían verle antes, pues era mendigo, decían: «¿No es éste el que se sentaba para mendigar?» 9 Unos decían: «Es él». «No, decían otros, sino que es uno que se le parece.» Pero él decía: «Soy yo.» 10 Le dijeron entonces: «¿Cómo, pues, se te han abierto los ojos?» 11 Él respondió: «Ese hombre que se llama Jesús, hizo barro, me untó los ojos y me dijo: `Vete a Siloé y lávate.' Yo fui, me lavé y vi.» 12 Ellos le dijeron: «¿Dónde está ése?» Él respondió: «No lo sé.» 13 Lo llevan a los fariseos al que antes era ciego.

14 Era sábado el día en que Jesús hizo barro y le abrió los ojos. 15 Los fariseos a su vez le preguntaron cómo había recobrado la vista. Él les dijo: «Me puso barro sobre los ojos, me lavé y veo.» 16 Algunos fariseos decían: «Este hombre no viene de Dios, porque no guarda el sábado.» Otros decían: «Pero, ¿cómo puede un pecador realizar semejantes signos?» Y había disensión entre ellos. 17 Entonces le dicen otra vez al ciego: «¿Y tú qué dices de él, ya que te ha abierto los ojos?» Él respondió: «Que es un profeta.»

18 No creyeron los judíos que aquel hombre hubiera sido ciego, hasta que llamaron a los padres del que había recobrado la vista 19 y les preguntaron: «¿Es éste vuestro hijo, el que decís que nació ciego? ¿Cómo, pues, ve ahora?» 20 Sus padres respondieron: «Nosotros sabemos que este es nuestro hijo y que nació ciego. 21 Pero, cómo ve ahora, no lo sabemos; ni quién le ha abierto los ojos, eso nosotros no lo sabemos. Preguntadle; edad tiene; puede hablar de sí mismo.» 22 Sus padres decían esto por miedo a los judíos, pues los judíos se habían puesto ya de acuerdo en que, si alguno le reconocía como Cristo, quedara excluido de la sinagoga. 23 Por eso dijeron sus padres: «Edad tiene; preguntádselo a él.»

24 Llamaron por segunda vez al hombre que había sido ciego y le dijeron: «Da gloria a Dios. Nosotros sabemos que ese hombre es un pecador.» 25 Les respondió: «Si es un pecador, no lo sé. Sólo sé una cosa: que era ciego y ahora veo.» 26 Le dijeron entonces: «¿Qué hizo contigo? ¿Cómo te abrió los ojos?» 27 Él replicó: «Os lo he dicho ya, y no me habéis escuchado. ¿Por qué queréis oírlo otra vez? ¿Es qué queréis también vosotros haceros discípulos suyos?» 28 Ellos le llenaron de injurias y le dijeron: «Tú eres discípulo de ese hombre; nosotros somos discípulos de Moisés. 29 Nosotros sabemos que a Moisés le habló Dios; pero ése no sabemos de dónde es.» 30 El hombre les respondió: «Eso es lo extraño: que vosotros no sepáis de dónde es y que me haya abierto a mí los ojos. 31 Sabemos que Dios no escucha a los pecadores; mas, si uno es religioso y cumple su voluntad, a ése le escucha.32 Jamás se ha oído decir que alguien haya abierto los ojos de un ciego de nacimiento. 33 Si éste no viniera de Dios, no podría hacer nada.» 34 Ellos le respondieron: «Has nacido todo entero en pecado ¿y nos das lecciones a nosotros?» Y le echaron fuera.

35 Jesús se enteró de que le habían echado fuera y, encontrándose con él, le dijo: «¿Tú crees en el Hijo del hombre?» 36 Él respondió: «¿Y quién es, Señor, para que crea en él?» 37 Jesús le dijo: «Le has visto; el que está hablando contigo, ése es». 38 Él entonces dijo: «Creo, Señor.» Y se postró ante él.

39 Y dijo Jesús: «Para un juicio he venido a este mundo: para que los que no ven, vean; y los que ven, se vuelvan ciegos.» 40 Algunos fariseos que estaban con él oyeron esto y le dijeron: «¿Es que también nosotros somos ciegos?» 41 Jesús les respondió: «Si fuerais ciegos, no tendríais pecado; pero, como decís: `Vemos', vuestro pecado permanece.»

3. Un momento de silencio orante

para que la Palabra de Dios pueda entrar en nosotros e iluminar nuestra vida.

4. Algunas preguntas

para ayudarnos en la meditación y en la oración.

a) ¿Qué parte del texto me ha llamado más la atención? ¿Por qué?

b) Dice el refrán popular: ¡No hay peor ciego que el que no quiere ver!¿Cómo aparece esto en la conversación entre el ciego y los fariseos?

c) ¿Cuáles son los títulos que Jesús recibe en el texto?¿De quién los recibe? ¿Qué significan?

d) ¿Cuál es el título que más me atrae? ¿Por qué? O sea, ¿cuál es la imagen de Jesús que yo tengo en la cabeza y que llevo en el corazón? ¿De dónde me viene esta imagen?

5. Para aquéllos que desean profundizar más aun en el texto

a) Contexto en el que fue escrito el Evangelio de Juan:

Meditando la historia de la curación del ciego, es bueno recordar el contexto de las comunidades cristianas en Asia Menor hacia finales del siglo primero, para las cuáles fue escrito el Evangelio de Juan y que se identificaban con el ciego y con su curación. Ellas mismas, a causa de una visión legalista de la ley de Dios, eran ciegas de nacimiento. Pero, como sucedió para el ciego, también ellas consiguieron ver la presencia de Dios en la persona de Jesús de Nazaret y se convirtieron. ¡Fue un proceso doloroso! En la descripción de las etapas y de los conflictos de la curación del ciego, el autor del Cuarto Evangelio evoca el recorrido espiritual de la comunidades, desde la obscuridad hasta la plena luz de la fe iluminada por Cristo

b) Comentario del texto:

Juan 9, 1-5: La ceguera ante el mal que exite en el mundo

Viendo al ciego los discípulos preguntan: "Rabbí ¿quién pecó, él o sus padres, para que haya nacido ciego?" En aquella época, un defecto físico o una enfermedad era considerada un castigo de Dios. Asociar los defectos físicos al pecado era un modo con el cual los sacerdotes de la Antigua Alianza mantenían su poder sobre la conciencia del pueblo. Jesús ayuda a corregir sus ideas: "Ni él pecó ni sus padres, es para que se manifiesten en él las obras de Dios". Obras de Dios o lo que es lo mismo Signos de Dios. Por tanto, lo que era en aquella época signo de ausencia de Dios, será signo de su presencia luminosa en medio de nosotros. Jesús dice: "Tenemos que trabajar en las obras del que me ha enviado mientras es de día; llega la noche, cuando nadie puede trabajar. Mientras estoy en el mundo, soy luz del mundo". El Día de los signos comienza a manifestarse cuando Jesús, "el tercer día" (Jn 2,1), realiza "el primer signo" en Caná (Jn 2,11). Pero el Día está por terminar. La noche está por llegar, porque estamos ya en el "séptimo día", el sábado, y la curación del ciego es el sexto signo (Jn 9,14). La Noche es la muerte de Jesús. El séptimo signo será la victoria sobre la muerte en la resurrección de Lázaro (Jn 11). En el evangelio de Juan hay sólo siete signos, milagros, que anuncian el gran signo que es la Muerte y la Resurrección de Jesús.

Juan 9,6-7. El signo de "Enviado de Jesús" que produce diversas reacciones

Jesús escupe en la tierra, hace fango con la saliva, unta el fango sobre los ojos del ciego y le pide que se lave en la piscina de Siloé. El hombre va y vuelve curado. ¡Este es el signo! Juan comenta diciendo que Siloé significa enviado. Jesús es el Enviado del Padre que realiza las obras de Dios, los signos del Padre. El signo de este "envío" es que el ciego comienza a ver.

Juan 9,8-13: La primera reacción: la de los vecinos

El ciego es muy conocido. Los vecinos quedan dudosos: "¿Será ciertamente él? Y se preguntan: ¿Cómo, pues, se le han abierto los ojos? Aquel, que primero era ciego, atestigua: "Ese Hombre que se llama Jesús me ha abierto los ojos". El fundamento de la fe en Jesús es aceptar que Él es un ser humano como nosotros. Los vecinos se preguntan: "¿Dónde está?" – "No lo sé". Ellos no quedan satisfechos con la respuesta del ciego, y para aclarar el asunto, llevan al hombre ante los fariseos, las autoridades religiosas.

Juan 9, 14-17: La segunda reacción: la de los fariseos

Aquel día era un sábado y el día de sábado estaba prohibido curar. Interrogado por los fariseos, el hombre vuelve de nuevo a contarlo todo. Algunos fariseos, ciegos en su observancia por la ley, comentan: "¡Este hombre no viene de Dios, porque no guarda el sábado!". Y no estaban dispuestos a admitir que Jesús pudiese ser un signo de Dios, porque curaba al ciego en sábado. Pero otros fariseos, interpelados por el signo, responden: "¿Cómo puede un pecador realizar semejantes signos?" ¡Y había disensión entre ellos! Y preguntaron al ciego: "¿Y tú qué dices de él, ya que te ha abierto los ojos?" Y él ofrece su testimonio: "¡Es un Profeta!"

Juan 9, 18-23: La tercera reacción: la de los padres

Los fariseos, llamados ahora judíos, no creían que hubiese sido ciego. Pensaban que se tratase de un engaño. Por esto mandaron llamar a los padres y le preguntaron: "¿Es éste vuestro hijo de quien vosotros decís que nació ciego?¿Cómo, pues, ve ahora?" Con mucha cautela los padres respondieron: "Nosotros sabemos que éste es nuestro hijo y que nació ciego; pero, cómo ve ahora, no lo sabemos, ni quien le ha abierto los ojos, eso nosotros no lo sabemos. ¡Preguntadle; edad tiene; puede hablar de sí mismo!". La ceguera de los fariseos ante la evidencia de la curación produce temor en la gente. Y aquél que confesaba tener fe en Cristo Mesías era expulsado de la sinagoga. La conversación con los padres del ciego revela la verdad, pero las autoridades religiosas se niegan a aceptarla. Su ceguera es mayor que la evidencia de los hechos. Ellos, que tanto insistían en la observancia de la ley, ahora no quieren aceptar la ley que declara válido el testimonio de dos personas (Jn 8,17).

Juan 9, 24-34: La sentencia final de los fariseos con respecto a Jesús

Llaman de nuevo al ciego y le dicen: "Da gloria a Dios. Nosotros sabemos que ese hombre es un pecador". En este caso: "dar gloria a Dios" significaba: "¡Pide perdón por la mentira que hace poco has dicho!". El ciego había dicho: "¡Es un Profeta!" Según los fariseos debiera haber dicho: "¡Es un pecador!" Pero el ciego es inteligente. Y responde: "Si es un pecador no lo sé. Sólo sé una cosa; que yo antes era ciego y ahora veo!" ¡Contra este hecho no hay argumentos! De nuevo los fariseos preguntan: "¿Qué hizo contigo?¿Cómo te abrió los ojos?" El ciego responde con ironía: "Os lo he dicho ya. ¿Es que queréis también vosotros haceros discípulos suyos?" Entonces le insultaron y le dijeron: "Tú eres discípulo de ese hombre; nosotros somos discípulos de Moisés. Nosotros sabemos que a Moisés le habló Dios; pero ése no sabemos de dónde es". Con fina ironía, de nuevo el ciego responde: "Eso es lo extraño: que vosotros no sepáis de dónde es y que me haya abierto a mí los ojos". "Si ése no fuese de Dios, no podría hacer nada". Ante la ceguera de los fariseos, crece en el ciego la luz de la fe. Él no acepta el razonamiento de los fariseos y confiesa que Jesús viene del Padre. Esta profesión de fe le causa la expulsión de la sinagoga. Lo mismo sucedía en las comunidades cristianas de finales del primer siglo. Aquél que profesaba la fe en Jesús debía romper cualquier lazo de unión familiar y comunitario. Así sucede hoy también: aquél o aquélla que decide ser fiel a Cristo corre el peligro de ser excluido.

Juan 9,35-38: La conducta de fe del ciego delante de Jesús

Jesús no abandona a áquel que es perseguido por su causa. Cuando se entera de que lo han expulsado, se encuentra con el hombre, lo ayuda a dar otro paso, invitándolo a asumir su fe y le pregunta: "¿Tú crees en el Hijo del Hombre?" Y él le responde: ¿Y quién es, Señor, para que yo crea en él? Jesús le dice: "Tú lo has visto; el que está hablando contigo, ése es". El ciego exclama: "¡Creo, Señor!" Y se postró ante él. La conducta de fe del ciego delante de Jesús es de absoluta confianza y total aceptación. Acepta todo de parte de Jesús. Y es ésta la fe que sustentaba a las comunidades cristianas del Asia Menor hacia finales del siglo primero, y que nos sostiene hasta hoy.

Juan 9,39-41: Una reflexión final

El ciego que no veía, acaba viendo mejor que los fariseos. Las comunidades del Asia Menor que antes eran ciegas, descubren la luz. Los fariseos que pensaban ver correctamente, son más ciegos que el ciego de nacimiento. Encerrados en la vieja observancia, mienten cuando dicen que ven. ¡No hay peor ciego que el que no quiere ver!

c) Prolongando la visión:

- Los Nombres y Títulos que Jesús recibe

A lo largo de la narración de la curación del ciego, el evangelista registra varios títulos, adjetivos y nombres, que Jesús recibe de las más variadas personas: de los discípulos, del mismo evangelista, del ciego, de los fariseos, de Él mismo. Este modo de describir los hechos de la vida de Jesús formaba parte de la catequesis de la época. Era una forma de ayudar a las personas a aclarar las propias ideas respecto a Jesús y a definirse ante Él. Veamos algunos de estos nombres, adjetivos y títulos. La lista indica el crecimiento del ciego en la fe y cómo se aclara su visión.

* Rabbí (maestro) (Jn 9,1): los discípulos
* Luz del mundo (Jn 9,5): Jesús
* Enviado (Jn 9,7): el Evangelista
* Hombre (Jn 9,11): el ciego curado
* Jesús (Jn 9,11): el ciego curado
* No viene de Dios (Jn 9,16): algunos fariseos
* Profeta (Jn 9,17): el ciego curado
* Cristo (Jn 9, 24): el pueblo
* Pecador (Jn 9,24): algunos fariseos
* No sabemos de dónde es (Jn 9,31): el ciego curado
* Religioso (Jn 9,31): el ciego curado
* Hace la voluntad de Dios (Jn 9,31): el ciego curado
* Hijo del Hombre (Jn 9,35): Jesús
* Señor (Jn 9,36): el ciego curado
* ¡Creo, Señor! (Jn 9,38): el ciego curado

- El Nombre: "YO SOY"

Para revelar el significado profundo de la curación del ciego, el Cuarto Evangelio recuerda la frase de Jesús: "Yo soy la luz del mundo" (Jn 9,5). En otros diversos lugares, en respuesta a las preguntas que las personas hacen, incluso hoy, con respecto a Jesús: "¿Quién eres tú?" (Jn 8,25) o "¿Quién crees que eres?" (Jn 8,53), el evangelio de Juan repite esta misma afirmación: "YO SOY":

*Yo soy el pan de vida (Jn 6,34-48)
* Yo soy el pan bajado del cielo (Jn 6,51)
* Yo soy la luz del mundo (Jn 8,12; 9,5)
* Yo soy la puerta (Jn 10, 7.9)
* Yo soy el buen Pastor (Jn 10,11,25)
* Yo soy la resurrección y la vida (Jn 11,25)
* Yo soy el camino, la verdad y la vida (Jn 14,6)
* Yo soy la vid (Jn 15,1)
* Yo soy rey (Jn (18,37)
* Yo soy (Jn 8,24.27.58)

Esta auto-revelación de Jesús llega a su culmen en la conversación con los judíos, en la que Jesús afirma: "Cuando levantéis en alto al Hijo del Hombre entonces conoceréis que YO SOY" (Jn 8,27). El nombre Yo soy es lo mismo que Yahvé, nombre que Dios se da en el Éxodo, expresión de su presencia liberadora entre Jesús y el Padre (Ex 3,15). La repetida afirmación YO SOY revela la profunda identidad entre Jesús y el Padre. El rostro de Dios resplandece en Jesús de Nazaret: "¡Quien me ve, ve al Padre!" (Jn 14,9)

6. Oración: Salmo 117 (116)

Un resumen de la Biblia en una oración
¡Aleluya!
¡Alabad a Yahvé, todas las naciones,
ensalzadlo, pueblos todos!
Pues sólido es su amor hacia nosotros,
la lealtad de Yahvé dura para siempre.

7. Oración final

Señor Jesús, te damos gracia por tu Palabra que nos ha hecho ver mejor la voluntad del Padre. Haz que tu Espíritu ilumine nuestras acciones y nos comunique la fuerza para seguir lo que Tu Palabra nos ha hecho ver. Haz que nosotros como María, tu Madre, podamos no sólo escuchar, sino también poner en práctica la Palabra. Tú que vives y reinas con el Padre en la unidad del Espíritu Santo por todos los siglos de los siglos. Amén.



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Orden de Predicadores

Orden de Predicadores

¡Despierta, tú que duermes, levántate de entre los muertos y Cristo será tu luz!

\ Comentario bíblico

Está viendo el comentario bíblico de: Fr. Gerardo Sánchez Mielgo

Primera lectura: (1Samuel 16,1b.6-7.10-13ª).

Marco: La lectura se centra en el acontecimiento de la unción de David. Saúl fue ungido Rey por Dios por medio de su profeta Samuel. Pero no respondió en fidelidad. Samuel decide ungir a otro, a David. La lectura de este domingo hay que entenderla en este marco.

Reflexión

¡Gloria y fracaso de la monarquía en Israel! Sabemos que la historia recogida en la Biblia está muy interpretada teológicamente. Por eso es muy difícil saber todos los detalles que provocaron la situación. Pero hay que tenerla en cuenta si queremos entender bien el fragmento. La historia de la salvación debe ser tomada en toda su seriedad como historia, que es humana sujeta a todas las debilidades, flaquezas y grandezas de lo humano; y por otra parte, es una historia de la salvación, es decir, que la dirige secretamente Dios, que es el Señor de la historia, para llevar adelante su proyecto salvador. ¡David, el rey ideal! David supo llevar adelante la institución utilizando toda su prudencia y su astucia. En este marco histórico aparece la figura del profeta que sanciona de parte de Dios una realidad histórica. David es ungido por el profeta. Es entrañable la dramatización literaria de la escena: son siete hermanos, pero Dios elige al menor, el más joven, al pequeño. Detrás de la presentación literaria hay una realidad teológica de valor y de importancia. El detalle de elegir al pequeño aparece frecuentemente en la historia de la salvación. Dios ama a los pequeños, a los pobres, y les elige para llevar adelante su plan de salvación.

Segunda lectura: Efesios 5,8-14.

Marco: El autor aborda el tema de la unidad de la Iglesia, puesta en peligro. En los capítulos 4, 5 y 6 el autor trata los temas de la unidad de la Iglesia, la vida nueva en Cristo, la moral familiar y el combate al que ha de estar preparados los creyentes.

Reflexiones

¡Procedencia de los cristianos de Éfeso! Los destinatarios de la carta a los Efesios pertenecieron al paganismo. Han sido el resultado de la evangelización cristiana, ya que no pertenecían al pueblo de Dios. Este pueblo estaba en la luz porque Dios habitaba en medio de él. Los judíos se gloriaban de que la Toráh es luz para los hombres. Los paganos, vivían en las tinieblas. Estos pensamientos dependen del dualismo mitigado que utiliza Pablo en sus cartas, al igual que lo hace la escuela joánica, es decir, dividir a los hombres en dos categorías: los que son de arriba y los que son de abajo, los que pertenecen al ámbito de la carne y los que pertenecen al ámbito del espíritu, los que viven en la luz y los que viven en tinieblas. El autor de la Carta a los Efesios recoge y sigue esta misma forma de expresión. Por tanto, estas palabras han de ser leídas y ofrecidas como el don de la luz que Dios ofrece a todos los hombres que vienen a este mundo (Jn 1). ¡El compromiso de una vida cristiana coherente! La respuesta al don gratuito es comprometerse en una vida coherente con la fe. Las actitudes de los creyentes en medio del mundo han de ser la expresión visible de la luz. Pablo recuerda en sus escritos hasta 50 actitudes positivas (o virtudes) diferentes y otras tantas de carácter negativo (o vicios). Abarca todos los ámbitos en que se desarrolla la vida del creyente.

Evangelio: (Juan 9,1-41).

Marco: Jn 9-10 constituye un conjunto con un único tema central: Jesús es la luz del mundo. Y, como todos los episodios, se construye con un signo y discursos que desarrollan lo apuntado en el signo. El signo milagroso es la curación de un ciego de nacimiento. El discurso se compone de una serie de pequeñas unidades que desarrollan el tema.

Reflexión

¿Es de verda justo y se atreve a quebrantar el sábado? Jesús ha realizado este milagro en día de sábado. Surge una dura discusión y enfrentamiento entre los judíos (fariseos) y Jesús, pero a través del ciego de nacimiento. En un estilo hondamente dramático se plantean varios problemas: ¿cómo es posible que un hombre de Dios quebrante el descanso sabático? En los diálogos se plantean algunos interrogantes: ¿Es verdad que este hombre era ciego? ¿es verdad que se ha realizado el milagro? El ciego es acosado una y otra vez, incluso el recurso a sus padres, para asegurarse del hecho. El ciego responde una y otra vez que él era ciego y ahora ve. El no entiende demasiado los sutiles planteamientos de los juristas judíos. Pero él parte de algo irrefutable: era ciego y ahora ve. ¡El creyente en Jesús sometido a un proceso! El texto es claramente bautismal. La fórmula "abrir los ojos" se utiliza siete veces. El autor joánico quiere expresar que el ciego está "totalmente" curado. La séptima vez (9,32) refleja los tres temas: ceguera, totalidad y pecado están estrechamente unidos. En ese caso la totalidad significa lo siguiente: que el ciego recobra la vista y es purificado también de su pecado. Está ya presto para recibir la iluminación de la fe en Jesús, Hijo del hombre (9,35-37). La misma problemática era ya reconocida a propósito del relato de la curación del enfermo en la piscina de Betzatá (Jn 5).

El camino pedagógico de la fe.

1º) En el camino de la fe el primer paso es el encuentro con el Jesús que vivió realmente entre nosotros. En este encuentro se sustenta todo el proceso que conduce hasta reconocerlo como el Señor. Es necesario hablar, conocer y reconocer al Jesús de la historia para llegar al Señor de la fe. Es la teología de la encarnación en su sentido más auténtico.

2º) El profeta es un hombre que habla en nombre de Dios; un hombre que dice la verdad anunciando una palabra de Dios que denuncia, anuncia y consuela. Es el hombre de la palabra de Dios. La palabra que conduce a los hombres a la más genuina libertad y dignidad como personas y como hijos de Dios (Jn 8,31ss).

3º) Jesús, como nuevo Moisés, viene de Dios y realiza las obras de Dios para la salvación del pueblo y para conducirlo al encuentro con Dios (mediante la alianza y la experiencia pascual de la liberación). ¡Jesús viene de Dios! es una afirmación permanente en el evangelios de Juan. Es necesario insistir en esta consoladora verdad y proclamarla al mundo que nos toca evangelizar.

4º) El Hijo del hombre. Otra forma de expresar la fe mesiánica. Los judíos expulsaron a los cristianos de la sinagoga por confesar que Jesús era el verdadero Mesías. Expulsarlo de la sinagoga equivalía a quedarse en una indefensión total jurídica y socialmente hablando. Porque el judaísmo era una religión permitida por las autoridades romanas. Una verdadera persecución. No se trata de un asunto teórico, sino de un asunto vital.

5º) Creo, Señor. Y le adoró. La meta de la fe es el reconocimiento de que el hombre llamado Jesús es el Señor, Dios volcándose en la salvación de los hombres. El Señor de la historia. El que da sentido pleno al ser humano abriéndole el camino de la trascendencia a partir de la humanidad. Y le adoró porque le reconoció como Señor. Un acto de fe como el de Tomás al final del evangelio: ¡Señor mío y Dios mío!

Fr. Gerardo Sánchez Mielgo
Convento de Santo Domingo. Torrent (Valencia)

Este comentario está incluido en el libro: La Palabra fuente de vida. Ciclo A. Editorial San Esteban, Salamanca 2004.



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El Señor es mi pastor, nada me falta

Lectura del primer libro de Samuel 16,1b.6-7.10-13a:

En aquellos días, el Señor dijo a Samuel: «Llena la cuerna de aceite y vete, por encargo mío, a Jesé, el de Belén, porque entre sus hijos me he elegido un rey.»
Cuando llegó, vio a Eliab y pensó: «Seguro, el Señor tiene delante a su ungido.»
Pero el Señor le dijo: «No te fijes en las apariencias ni en su buena estatura. Lo rechazo. Porque Dios no ve como los hombres, que ven la apariencia; el Señor ve el corazón.»
Jesé hizo pasar a siete hijos suyos ante Samuel; y Samuel le dijo: «Tampoco a éstos los ha elegido el Señor.»
Luego preguntó a Jesé: «¿Se acabaron los muchachos?»
Jesé respondió: «Queda el pequeño, que precisamente está cuidando las ovejas.» 
Samuel dijo: «Manda por él, que no nos sentaremos a la mesa mientras no llegue.»
Jesé mandó a por él y lo hizo entrar: era de buen color, de hermosos ojos y buen tipo. 
Entonces el Señor dijo a Samuel: «Anda, úngelo, porque es éste.»
Samuel tomó la cuerna de aceite y lo ungió en medio de sus hermanos. En aquel momento, invadió a David el espíritu del Señor, y estuvo con él en adelante.


Sal 22,1-3a.3b-4.5.6 R/. El Señor es mi pastor, nada me falta

El Señor es mi pastor, nada me falta: 
en verdes praderas me hace recostar, 
me conduce hacia fuentes tranquilas 
y repara mis fuerzas. 

R/. El Señor es mi pastor, nada me falta

Me guía por el sendero justo, 
por el honor de su nombre. 
Aunque camine por cañadas oscuras, 
nada temo, porque tú vas conmigo: 
tu vara y tu cayado me sosiegan. 

R/. El Señor es mi pastor, nada me falta


Preparas una mesa ante mí, 
enfrente de mis enemigos; 
me unges la cabeza con perfume, 
y mi copa rebosa. 

R/. El Señor es mi pastor, nada me falta


Tu bondad y tu misericordia 
me acompañan todos los días de mi vida, 
y habitaré en la casa del Señor 
por años sin término. 

R/. El Señor es mi pastor, nada me falta


Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Efesios 5,8-14:

En otro tiempo erais tinieblas, ahora sois luz en el Señor. Caminad como hijos de la luz –toda bondad, justicia y verdad son fruto de la luz–, buscando lo que agrada al Señor, sin tomar parte en las obras estériles de las tinieblas, sino más bien denunciadlas. Pues hasta da vergüenza mencionar las cosas que ellos hacen a escondidas. Pero la luz, denunciándolas, las pone al descubierto, y todo lo descubierto es luz. Por eso dice: «Despierta, tú que duermes, levántate de entre los muertos, y Cristo será tu luz.»


Lectura del santo evangelio según san Juan 9,1.6-9.13-17.34-38:

En aquel tiempo, al pasar Jesús vio a un hombre ciego de nacimiento. Y escupió en tierra, hizo barro con la saliva, se lo untó en los ojos al ciego y le dijo: «Ve a lavarte a la piscina de Siloé (que significa Enviado).»
Él fue, se lavó, y volvió con vista. Y los vecinos y los que antes solían verlo pedir limosna preguntaban: «¿No es ése el que se sentaba a pedir?»
Unos decían: «El mismo.»
Otros decían: «No es él, pero se le parece.»
Él respondía: «Soy yo.»
Llevaron ante los fariseos al que había sido ciego. Era sábado el día que Jesús hizo barro y le abrió los ojos. También los fariseos le preguntaban cómo había adquirido la vista.
Él les contestó: «Me puso barro en los ojos, me lavé, y veo.»
Algunos de los fariseos comentaban: «Este hombre no viene de Dios, porque no guarda el sábado.»
Otros replicaban: «¿Cómo puede un pecador hacer semejantes signos?»
Y estaban divididos. Y volvieron a preguntarle al ciego: «Y tú, ¿qué dices del que te ha abierto los ojos?»
Él contestó: «Que es un profeta.»
Le replicaron: «Empecatado naciste tú de pies a cabeza, ¿y nos vas a dar lecciones a nosotros?»
Y lo expulsaron. 
Oyó Jesús que lo habían expulsado, lo encontró y le dijo: «¿Crees tú en el Hijo del hombre?»
Él contestó: «¿Y quién es, Señor, para que crea en él?»
Jesús le dijo: «Lo estás viendo: el que te está hablando, ése es.»
Él dijo: «Creo, Señor.» Y se postró ante él.


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El Evangelio del Día

EVANGELIO DEL DIA

"¿Señor, a quién iremos?. Tú tienes palabras de vida eterna." Jn 6, 68


sábado 29 Marzo 2014

Sábado de la tercera semana de Cuaresma


Santo(s) del día : Beato Bertoldo del Monte Carmelo (Bartolomé Avogadro), Santa Gladys, San José de Arimatea

Ver el comentario abajo, o clic en el título
Juan Taulero : "Señor, ten piedad de este pecador"

Evangelio según San Lucas 18,9-14.

Refiriéndose a algunos que se tenían por justos y despreciaban a los demás, dijo también esta parábola:
"Dos hombres subieron al Templo para orar: uno era fariseo y el otro, publicano.
El fariseo, de pie, oraba así: 'Dios mío, te doy gracias porque no soy como los demás hombres, que son ladrones, injustos y adúlteros; ni tampoco como ese publicano.
Ayuno dos veces por semana y pago la décima parte de todas mis entradas'.
En cambio el publicano, manteniéndose a distancia, no se animaba siquiera a levantar los ojos al cielo, sino que se golpeaba el pecho, diciendo: '¡Dios mío, ten piedad de mí, que soy un pecador!'.
Les aseguro que este último volvió a su casa justificado, pero no el primero. Porque todo el que se ensalza será humillado y el que se humilla será ensalzado".



Extraído de la Biblia: Libro del Pueblo de Dios.



Leer el comentario del Evangelio por :

Juan Taulero (c. 1300-1361), dominico en Estrasburgo
Sermón 48, para el domingo 11 después de la Trinidad

"Señor, ten piedad de este pecador"

Queridas hermanas, sabedlo, en verdad, si yo encontrara a un hombre que realmente tuviera los sentimientos del publicano, que verdaderamente se tenga por pecador, con tal que en este sentimiento de humildad tuviera el deseo de ser bueno, le daría con buena conciencia cada dos días el cuerpo de nuestro Señor … Si el hombre quiere continuar absteniéndose de caídas y faltas graves, es muy necesario que sea alimentado de este alimento noble y fuerte … Por eso vosotras no debéis fácilmente absteneros de la comunión porque os sepáis pecadoras. Al contrario, debéis acudir con frecuencia a la mesa santa, porque ahí están, allí son depositadas y escondidas toda fuerza, toda santidad, toda ayuda y todo consuelo.

Pero vosotras no juzgaréis tampoco a los que no lo hacen… No debéis emitir ningún juicio, para no ser semejantes al fariseo que se vanagloriaba y condenaba al que estaba detrás de él. Guardaos de esto como de la pérdida de vuestras almas; absteneos de este peligroso pecado de la reprobación… Cuando el hombre llega a la cumbre de toda perfección, nada es más necesario para él que sumergirse en las profundidades más bajas e ir hasta las raíces de la humildad. Porque del mismo modo que la altura de un árbol depende de la profundidad de sus raíces, así la elevación de esta vida viene de la profundidad de la humildad. He aquí porque el publicano, que había reconocido las profundidades de su bajeza hasta el punto de no atreverse a levantar los ojos hacia el cielo, fue elevado sobre la altura, porque "regresó a su casa habiendo sido justificado".







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viernes, 28 de marzo de 2014

¡Dios mío, ten piedad de mí, que soy un pecador!

Lecturas del 29-3-14 (Sábado de la Tercera Semana de Cuaresma)

 
SANTORAL: Beato Raimundo Lulio
 
 
Lectura de la profecía de Oseas 6, 1-6
 
 «Vengan, volvamos al Señor : él nos ha desgarrado, pero nos sanará; ha golpeado, pero vendará nuestras heridas. Después de dos días nos hará revivir, al tercer día nos levantará, y viviremos en su presencia. Esforcémonos por conocer al Señor : su aparición es cierta como la aurora. Vendrá a nosotros como la lluvia, como la lluvia de primavera que riega la tierra.»
 ¿Qué haré contigo, Efraím? ¿Qué haré contigo, Judá? Porque el amor de ustedes es como nube matinal, como el rocío que pronto se disipa. Por eso los hice pedazos por medio de los profetas, los hice morir con las palabras de mi boca, y mi juicio surgirá como la luz. Porque yo quiero amor y no sacrificios, conocimiento de Dios más que holocaustos.
 
Palabra de Dios.
 

SALMO Sal 50, 3-4. 18-19. 20-21ab (R.: Os 6,6)
 
R. Quiero amor y no sacrificios.
 
 íTen piedad de mí, Señor, por tu bondad, 
 por tu gran compasión, borra mis faltas! 
 íLávame totalmente de mi culpa 
 y purifícame de mi pecado!  R.
 
 Los sacrificios no te satisfacen;
 si ofrezco un holocausto, no lo aceptas: 
 mi sacrificio es un espíritu contrito, 
 tú no desprecias el corazón contrito y humillado.  R.
 
 Trata bien a Sión, Señor, por tu bondad;
 reconstruye los muros de Jerusalén.
 Entonces aceptarás los sacrificios rituales 
 -las oblaciones y los holocaustos-.  R.
 
 
X Lectura del santo Evangelio según san Lucas 18, 9-14
 
 Refiriéndose a algunos que se tenían por justos y despreciaban a los demás, dijo también esta parábola: 
 «Dos hombres subieron al Templo para orar; uno era fariseo y el otro, publicano. El fariseo, de pie, oraba así: "Dios mío, te doy gracias porque no soy como los demás hombres, que son ladrones, injustos y adúlteros; ni tampoco como ese publicano. Ayuno dos veces por semana y pago la décima parte de todas mis entradas." 
 En cambio el publicano, manteniéndose a distancia, no se animaba siquiera a levantar los ojos al cielo, sino que se golpeaba el pecho, diciendo: "íDios mío, ten piedad de mí, que soy un pecador!." 
 Les aseguro que este último volvió a su casa justificado, pero no el primero. Porque todo el que se ensalza será humillado y el que se humilla será ensalzado.»
 
Palabra del Señor.

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[Nueva entrada] Video Penitencial para Cuaresma

La Prelatura de Moyobamba publicó:""

[Nueva entrada] CÓMO PODEMOS AYUDAR?

La Prelatura de Moyobamba publicó:" Cuaresma 2014"

El Evangelio del Día

EVANGELIO DEL DIA

"¿Señor, a quién iremos?. Tú tienes palabras de vida eterna." Jn 6, 68


viernes 28 Marzo 2014

Viernes de la tercera semana de Cuaresma


Santo(s) del día : San Sixto Papa, San José Sebastián Pelczar

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San Antonio de Padua : "Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón"

Evangelio según San Marcos 12,28b-34.

Un escriba se acercó a Jesús y le preguntó: «¿Cuál es el primero de los mandamientos?».
Jesús respondió: "El primero es: Escucha, Israel: el Señor nuestro Dios es el único Señor;
y tú amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón y con toda tu alma, con todo tu espíritu y con todas tus fuerzas.
El segundo es: Amarás a tu prójimo como a tí mismo. No hay otro mandamiento más grande que estos".
El escriba le dijo: "Muy bien, Maestro, tienes razón al decir que hay un solo Dios y no hay otro más que él,
y que amarlo con todo el corazón, con toda la inteligencia y con todas las fuerzas, y amar al prójimo como a sí mismo, vale más que todos los holocaustos y todos los sacrificios".
Jesús, al ver que había respondido tan acertadamente, le dijo: "Tú no estás lejos del Reino de Dios". Y nadie se atrevió a hacerle más preguntas.



Extraído de la Biblia: Libro del Pueblo de Dios.



Leer el comentario del Evangelio por :

San Antonio de Padua (1195-1231), franciscano, doctor de la Iglesia
Sermones para el domingo y fiestas de los santos

"Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón"

"Amarás al Señor tu Dios". 'Tu' Dios, se dice, y es una razón para amarle más y más; amamos más lo que nos pertenece que lo que nos es extraño. Es cierto, el Señor tu Dios merece ser amado, se hace tu siervo para que le pertenezcas y así no te avergüences de servirle… Durante treinta años, a causa de tus pecados, tu Dios se ha hecho tu siervo, para arrancarte de la servidumbre del diablo. Amarás, pues, al Señor tu Dios. Él, que te ha hecho, se ha hecho tu servidor por ti; se ha dado enteramente a ti para que tú te des enteramente a Él. Cuando tú eras desdichado, ha rehecho tu felicidad, se ha dado a ti para devolverte a ti mismo.


Amarás, pues, al Señor tu Dios "con todo tu corazón". 'Todo': no puedes guardarte ninguna parte de ti mismo para ti. Quiere la ofrenda de toda tu persona. Te ha comprado todo entero para él mismo, para poseerte, él solo, a ti todo entero. Amarás, pues, al Señor tu Dios con todo tu corazón. No sirve, como hicieron Ananías y Safira, conservar para ti una parte de ti mismo, porque entonces podrías perecer como ellos (Hch 5, 1s). Ama, pues, totalmente y no sólo parcialmente. Porque Dios no tiene partes; Él está entero en todas partes. No quiere compartir tu ser con otros, Él, que es todo entero en su Ser. Si te reservas una parte de ti mismo, eres tuyo, y no de Él.


¿Quieres poseerlo todo? Dale lo que eres, y te dará lo que Él es. No tendrás nada tuyo; pero lo tendrás a él mismo todo entero siendo tú mismo entero también.







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